Para no ser menos que sus predecesores, el emperador Constantino se hizo construir un majestuoso arco triunfal en su honor. El modelo que se tomó para su diseño fue el no demasiado alejado arco de Septimio Severo y el lugar elegido para situarlo fue el centro de Roma. Construido en el año 315, hace referencia a la victoria del emperador sobre las tropas de Majencio en la batalla del puente Milvio, ocurrida tres años atrás. Algo más estilizado que su modelo, mide unos veintiún metros de largo por veintiséis de ancho y apenas siete y medio de profundidad. Consta de tres vanos, con el central bastante más elevado que los laterales a la manera habitual. Su diseño es bastante similar al del mencionado arco de Septimio Severo y se basa en la presencia de columnas corintias adosadas por pares, flanqueando la parte anterior y posterior de cada uno de los vanos laterales. Tanto las columnas como buena parte de los relieves fueron extraídos de diversos monumentos dedicados a Domiciano, Trajano, Adriano y Marco Aurelio, aunque algunos de los últimos son de la época de Constantino. Las inscripciones dejan clara la conversión al cristianismo del emperador, quien había renunciado al paganismo justo antes de la batalla mencionada.
