Al oeste del oeste
Salvando las distancias, el municipio de Valencia de Alcántara es a Extremadura lo que la propia región extremeña es a España. Tanto el uno como la otra están localizados en el medio oeste de la entidad que los contiene y en ambos casos el terreno contenido muestra evidentes similitudes con respecto al territorio continente. Haciendo un cálculo somero, la superficie del municipio valenciano-alcantarino supone algo más de un diez por ciento de la extremeña, mientras que esta última representa un porcentaje algo inferior con respecto a la española. En cuanto a la densidad de población, la extremeña es aproximadamente una cuarta parte de la española y, por su parte, la valenciano-alcantarina se acerca a la tercera parte de la extremeña.
Las diferencias se mantienen en el plano económico, puesto que si la renta media por habitante en Extremadura es uno coma tres veces inferior a la de España, la de los residentes valenciano-alcantarinos es justamente la misma proporción a la baja con respecto a la de sus paisanos extremeños. No cabe duda de que a ello es debida la fuerte emigración a la que se ven abocados sus habitantes, muy superior en el territorio extremeño que en el español y, como era de esperar, más elevada entre los nativos de Valencia de Alcántara que en el conjunto de Extremadura. Ocurre lo propio con diversos otros indicadores, que nos llevarían a la conclusión de que si Extremadura es una de las regiones más deprimidas de España, de la misma manera el municipio de Valencia de Alcántara lo es en relación al resto de municipios extremeños.
Esta depresión subyacente, habitualmente escondida por los propios residentes bajo tópicos del estilo como se vive en el pueblo no se vive en ningún sitio, se pone de manifiesto en diferentes situaciones cotidianas. De esta manera, resulta cada vez frecuente la pérdida de la conexión a internet en toda la zona, situación que en ocasiones se prolonga durante varias horas o incluso días enteros. La consecuencia suele ser un prolongado aislamiento, que conlleva tanto la imposibilidad de realizar cualquier tipo de trabajo a distancia como la de efectuar operaciones tan necesarias hoy día como una simple llamada telefónica. Teniendo en cuenta que la pirámide poblacional del municipio de Valencia de Alcántara presenta una forma acusadamente invertida, el hecho de que una población envejecida pierda el contacto con el mundo exterior no parece ser una buena idea.
Tema tabú para buena parte de la población local, el aislamiento de Valencia de Alcántara y su comarca resulta más evidente aún en el ámbito sanitario. Apenas un puñado de profesionales atienden a sus residentes, cifrados en algo más de cinco mil a día de hoy, en un centro de salud donde las carencias están a la orden del día. El hospital de referencia se encuentra a cerca de cien kilómetros de distancia, que se traducen en aproximadamente una hora y media de trayecto. Los enfermos que lo requieren son trasladados hasta sus instalaciones por medio de un servicio de transporte cuya frecuencia deja mucho que desear. La rutina diaria para los que requieren tratamientos tanto esporádicos como repetitivos consiste en pasar todo el día en una fría y triste dependencia hospitalaria, a la espera de que llegue una ambulancia que los devuelva por fin al calor y la alegría de su hogar.
No hace falta ser tan nihilista como Cioran para contemplar con pesimismo el futuro del municipio valenciano-alcantarino. Sin embargo, entre los negros nubarrones que acechan a sus habitantes parece vislumbrarse un atisbo de luz, un resquicio de esperanza. A lo largo de los siglos, el patrimonio local ha ido incrementándose sin prisa pero sin pausa, creciendo sin descanso tanto en cantidad como en calidad. Liderados por sus políticos, los cada vez más escasos ciudadanos deberían afanarse en la tarea de mimarlo y protegerlo, antes de que su deterioro se torne irreversible. Ya nos encargaremos unos pocos de darle la visibilidad adecuada, en el intento, quizás vano pero siempre desinteresado, de que contribuya a recuperar el brillo que Valencia de Alcántara tuvo en épocas pasadas y que esperemos vuelva a desprender algún día.