El kilómetro 0 de la dinastía Saud, donde comenzó a fraguarse la actual Arabia Saudí ha sido hace pocos años declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. Esta jornada sería ya la última para mí en un muy sorprendente país al que hasta ahora pocos turistas han llegado. Pero todos esos escondidos alicientes de Arabia que se mostrarán mucho más al mundo, están ahora siendo preparados para seguro visitarse mucho en próximos años a tantos que hasta aquí llegarán, como un destino nuevo y siempre sorprendente.

Como en el caso de Madain Saleh, esas obras hacen que no se pueda visitar de momento al completo este antiguo lugar del reino, pero así todo, sus murallas, jardines y vistas exteriores de esa antigua ciudad saudí de Al Diriyah han sido todo un relajante paseo para mí en la mañana muy cerca del gran Wadi Hanifa donde esos primeros Saud ubicaron el primer enclave de la actual Riyadh.

Por las fotos que os mostré en el post de ayer, habréis podido observar en ellas sobre todo dos cosas. Una es que esta capital, es una ciudad muy rica y todavía en plena expansión, y en segundo lugar, que eso no le quita para que ya sea inmensa y con distancias mucho más que kilométricas. Tanto es así, que los pocos transportes públicos que circulan por ella hasta que finalice la construcción del más eficaz metro del programa Visión 2030, hacen que tengas que caminar muchas veces casi una decena de kilómetros hacia este u oeste para llegar a lugares como éste.

La opción a tomar caros taxis, es hacer autostop, aunque las rápidas autopistas interiores no hacen fácil que paren los coches frenando a tanta velocidad. Tendría suerte tanto al ir, al detenerse árabe que iba en dirección a la vieja ciudad y que me dejaría a pocos kilómetros de ella, y al regreso, ya que un grupo de tres árabes de Jeddah que estaban en la capital por trabajo, no sólo me recogieron para dejarme por el centro, sino que al comentarles que después buscaría un transporte hacia el aeropuerto, me llevarían hasta la terminal sin tener que ir hacia allí a nada. Mencionar solo para con esa amabilidad de esta sociedad saudí, que no era acercarte 5 ni 10 kilómetros, sino que se desviaron hasta el internacional aeropuerto más de 30 kilómetros en cada sentido, solo por llevar a un nuevo forastero amigo español. Por supuesto, que hubo foto de recuerdo de todos y para todos.