A la sombra de un ombú
Originaria del continente americano, la jacaranda es un árbol o arbusto de la familia de las bignoniáceas. Su género lo componen unas cincuenta especies, que pueden llegar a alcanzar unos treinta metros de altura en condiciones idóneas. Algo más de treinta de ellas, cuyas anteras están divididas en dos mitades, están distribuidas por Brasil. El resto, de antera simple, lo hacen por distintos territorios caribeños, centroamericanos y sudamericanos. Entre estas últimas destaca la denominada Jacaranda mimosifolia, que se identifica por unas coloridas flores de característica tonalidad violácea.
Ampliamente distribuidas por América, con especial mención para el estado mexicano de Aguascalientes, la jacaranda ha ido extendiéndose por otras zonas del mundo donde predomina el clima tropical o subtropical. Especial mención merece la sudafricana Pretoria, a la que se conoce como ciudad de las jacarandas debido a la predominancia que tiene una de sus especies, que le otorga un típico color rosáceo a las calles de la población. No se queda atrás la española Murcia, aunque en su caso la representada es la antes mencionada Jacaranda mimosifolia, de flores color violeta. Abundan por toda la ciudad, con especial mención para un viejo ejemplar residente en el jardín de Floridablanca, donde comparte protagonismo con diversos individuos de la especie Ficus macrophylla.
Desconozco a quien se le ocurrió la brillante idea de sembrar diversos ejemplares de esa especie de ficus en diferentes lugares de la ciudad de Murcia allá por 1890. Pero no cabe duda de que tal actuación resultó siendo exitosa, al menos a tenor del porte que han llegado a alcanzar estos árboles. Aproximadamente una decena de ellos engrandecen el mencionado Jardín de Floridablanca; cuatro o cinco más aportan vistosidad al fantástico Cuartel de Artillería; y el más simbólico de todos ellos se exhibe en la plaza de Santo Domingo. O al menos lo hacía, puesto que ha perdido mucho lustre desde que en 2017 se desgajó una de sus ramas y tuvo que ser podado por completo. Afortunadamente no hubo víctimas del suceso, algo que sí había ocurrido en un episodio similar décadas atrás, y este venerable anciano de aproximadamente ciento treinta años está tratando de recuperar su antiguo esplendor.
Otro árbol poco habitual en el continente europeo y bastante frecuente en Murcia es la chorisia. Con este nombre se conoce a los ejemplares de la especie Chorisia speciosa, también llamada Ceiba speciosa. Originaria de algunas zonas de Sudamérica, concretamente el sur de Brasil, el noreste de Argentina, el norte de Paraguay y el este de Bolivia, pertenece a la misma familia que el famoso baobab. Su principal característica, por consiguiente, es la de almacenar agua en el tronco para resistir a la sequía, adquiriendo con el tiempo un aspecto que lo lleva a ser conocido como palo borracho o árbol botella. Florece en otoño, con pétalos generalmente de color rosa que pueden ser blancos en algunas subespecies. Sobresale un magnífico ejemplar situado en el encantador Jardín del Payaso Fofó.
Para completar el cuarteto de especies exóticas más relevantes en la ciudad de Murcia hace falta encaminar los pasos hacia la céntrica Plaza de San Bartolomé. Allí despliega todo su poderío un magnífico ejemplar de Phytolacca dioica, nombre técnico de la planta herbácea conocida como ombú y coloquialmente como bellasombra. No, no es un error definirla como planta, puesto que los botánicos aún no tienen claro si es o no un árbol, debido a su característico tronco desprovisto de anillos de crecimiento. Cuenta la leyenda, con visos de realidad en este caso, que el ombú, especie procedente del noreste argentino, sur de Brasil, Uruguay y Paraguay, fue introducido en Europa por Hernando Colón, hermano del capitán de la Santa María, quien plantó un ejemplar que aún se conserva en el sevillano Monasterio de la Cartuja. No debe andarle a la zaga el anteriormente mencionado ejemplar, cuya bella y atrayente sombra suele servir de respiro a los paseantes que se atreven a retar a la exacerbada canícula murciana.