20 centros históricos que te pondrán eufórico
Define la Wikipedia, que es algo así como la Biblia en estos tiempos que corren, el centro histórico de una población como el núcleo urbano original de planeamiento y construcción de un área urbana. Sin ninguna intención de contradecirla, tal definición me parece un poco enrevesada y me limitaría a simplificarla diciendo que el centro histórico es el germen alrededor del cual se desarrolló una localidad y suele albergar la mayor parte de su patrimonio histórico-artístico. Aunque esta denominación resulta la más habitual, a veces es conocido como casco antiguo, ciudad vieja, casco histórico, parte antigua o medina, en el caso de las ciudades islámicas.
Bien, tras la introducción del concepto y sin más preámbulos, vamos al grano. Aquí os dejamos algunos centros históricos que nos han resultado llamativos entre los más de mil doscientos que hemos visitado hasta la fecha. La mayor parte de ellos comparten una característica común y es que han sido declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. Las excepciones son todas ellas candidatas y esperamos que logren el reconocimiento en los próximos años. No están incluidas las medinas, puesto que ya listamos varias de ellas de forma específica aquí.
Esperamos que os resulten de interés y que os decidáis a conocerlos algún día si es que no lo habéis hecho ya.
Centro histórico de Lyon (Francia): Encajonado entre los ríos Ródano y Saona, el centro histórico de Lyon se desarrolló en época medieval, a los pies de la colina donde estuvo situada la civitas romana de Lugdunum. En la actualidad, esa zona es conocida como Vieux Lyon, que más adelante se extendió hacia el barrio hoy día denominado Presqu’île por su aspecto de península. Junto a la colina de Fourvière, que se levanta en la otra orilla del Saona, concentran las edificaciones más destacadas de la ciudad.
Centro histórico de Oporto (Portugal): También a orillas de un río, en este caso el Duero, quedó constituido el centro histórico de la población lusa de Oporto. Su germen fue un puerto fluvial fundado antes del siglo V, que comenzó a ser conocido como Portus Cale y acabó por nombrar a Portugal. Numerosas construcciones de interés se apiñan en un espacio reducido, que ofrece al visitante un genuino aroma lusitano.
Centro histórico de Segovia (España): En este caso, el río no es uno sino dos: el Eresma y su afluente el Clamores. Justo en su punto de confluencia los musulmanes fundaron un castillo allá por el siglo XII, a partir del cual comenzó a desarrollarse una población posteriormente amurallada. La fortaleza, remodelada en el siglo XVI y siendo conocida como Alcázar desde entonces; la catedral, construida en ese mismo siglo; y un acueducto romano que había por allí sin saberse muy bien adonde llevaba, forman un triángulo de una perfección casi incomparable.
Centro histórico de Ratisbona (Alemania): Lo habéis adivinado. El centro histórico de Ratisbona, oficialmente Regensburg, surgió junto a un río. Y no uno cualquiera, sino nada menos que el Danubio. Fueron los romanos quienes fundaron un fuerte, que luego se convirtió en población, en ese punto. Otras edificaciones como la catedral y la denominada Brückturm se construyeron ya en época medieval. El resultado es un centro histórico encantador, de los que cautivan al instante.
Centro histórico de Viena (Austria): Igualmente surgido a orillas del Danubio, aguas abajo del anterior, el centro histórico de Viena concentra edificaciones medievales, barrocas e historicistas de mucho interés. Una extraordinaria catedral, diversos palacios, iglesias, museos y la sede del Ayuntamiento dejan constancia de la brillante y agitada historia de esta población estratégica, notable por su innegable belleza.
Centro histórico de Macao (Macao): Cambiamos completamente de registro y nos vamos a Extremo Oriente. Macao es una población colonial que respira ambiente luso por todos sus poros. Su centro histórico comenzó a desarrollarse con la llegada de los lusitanos a la zona en el siglo XVI. Cualquier visitante apegado a Portugal, como el menda, no puede evitar emocionarse ante imágenes como la del pavimento del Largo do Senado.
Centro histórico de Tbilisi (Georgia): Al otro extremo del continente asiático, para muchos ya en Europa, Tbilisi muestra un centro histórico excepcional. La responsable fue la fortaleza conocida como Narikala, erigida sobre una colina que domina la actual población allá por el siglo IV. Edificios históricos, iglesias, teatros, museos y mucho más salpican un espacio que es increíble que no sea Patrimonio Mundial todavía. A ver si lo consigue pronto, porque lo merece de veras.
Antigua Plovdiv (Bulgaria): Tampoco ha logrado el ansiado reconocimiento el casco antiguo de Plovdiv y es otro de los que se echan en falta. No en vano, se trata de uno de los asentamientos más antiguos del mundo y que, casi con toda seguridad, es la primera población europea entre las que han llegado hasta nuestros días. Tan solo con eso debería ser suficiente, pero de momento parece que la UNESCO no lo considera así, a pesar de que desde hace unos años está incluida en la Lista indicativa.
Centro histórico de Alba Iulia (Rumanía): ¿A que el nombre de Alba Iulia no os suena absolutamente de nada? No me extraña. Aunque si os digo que esta población transilvana fue fundada en época romana, o incluso dacia, según las fuentes, lo mismo despierto vuestro interés. No solo eso, su centro histórico se sitúa en el interior de una extraordinaria fortaleza tipo Vauban, construida allá por el siglo XVIII. A ver si la UNESCO se entera y la declara Patrimonio Mundial de una vez.
Centro histórico de Salvador de Bahía (Brasil): Damos el salto de nuevo, esta vez hacia el oeste, acercándonos hasta otra población colonial lusa. El centro histórico de Salvador de Bahía contiene los mejores ejemplos de arquitectura colonial que existen en Brasil. Quedó constituido allá por el siglo XVI y numerosos edificios barrocos se construyeron a partir de entonces. Aunque su secreto mejor guardado, no barroco sino plateresco, es la espectacular portada de la iglesia de la Orden Tercera de San Francisco.
Distrito histórico de Ciudad de Panamá (Panamá): Tal y como lo conocemos hoy, el distrito histórico de Ciudad de Panamá se debe, de manera indirecta, eso sí, al pirata británico Henry Morgan. En la segunda mitad del siglo XVII, invadió, saqueó y arrasó la anterior ciudad, que hubo de ser reconstruida desde cero en su emplazamiento actual. Y el resultado fue magnífico, puesto que las edificaciones de interés en su interior son numerosas.
Recinto histórico de Alcalá de Henares (España): Volvemos definitivamente a Europa y lo hacemos en un centro histórico típicamente castellano, que, como no, se originó a orillas de un río, el Henares. Aunque el origen de Alcalá de Henares es romano, su ubicación actual fue establecida en época medieval. La población fue amurallada a partir del siglo XIII y alcanzó gran relevancia a finales del siglo XV. Las construcciones interesantes se suceden en su recinto histórico, sobresaliendo entre ellas la catedral y el Colegio Mayor de San Ildefonso.
Centro histórico de Florencia (Italia): Fue nada menos que Julio César quien fundó la ciudad de Florencia en la orilla de otro río, en este caso el Arno. Lentamente se fue consolidando, aunque cuando floreció de veras fue durante el Renacimiento, gracias a la inevitable familia Medici. La sucesión de edificaciones destacadas en su centro histórico es prácticamente interminable y el espectador suele quedar atónito ante tanta belleza. Si sientes atracción por el patrimonio histórico-artístico, no te quepan dudas de que éste es tu sitio.
Centro histórico de San Petersburgo (Rusia): Si el centro histórico de Florencia brilla por su monumentalidad, el de San Petersburgo no se queda atrás. La colección de palacios e iglesias que alberga es realmente difícil de superar. Su creador fue el zar Pedro el Grande, quien decidió fundar la población con el fin de otorgarle la capitalidad rusa. El lugar elegido estaba situado, como era de esperar, a orillas de un río, el caudaloso Neva. Tras dos florecientes siglos, tanta belleza no gustó a los bolcheviques, que llegaron a poner en peligro su enorme patrimonio.
Centro histórico de Varsovia (Polonia): Aunque por razones diferentes, los nazis también estuvieron a punto de destruir para siempre el centro histórico de Varsovia. De hecho, lo dejaron en tan mal estado con sus bombardeos que tuvo que ser reconstruido prácticamente al completo tras la Segunda Guerra Mundial. Los sufrió especialmente la preciosa plaza del Mercado, que fue rehecha dándole el aspecto que presentaba en el siglo XVII. Permitidme que os cuente un secreto: el centro histórico de Varsovia fue establecido a orillas de otro río, el Vístula.
Centro histórico de Split (Croacia): Pues no sé si os lo vais a creer, pero os aseguro que el centro histórico de Split no se desarrolló en la orilla de ningún río. En realidad, lo que dio origen a esta atractiva ciudad croata fue un palacio. Resulta que el emperador Diocleciano, sin duda el primer jubilado del que se tiene constancia, renunció a sus funciones como tal y se hizo construir una grandiosa residencia al borde del Adriático para pasar sus últimos años. A partir de ahí vino el resto.
Casco histórico de Santiago de Compostela (España): Más estrambótica aún, si ello es posible, resultó la fundación del casco histórico de Santiago de Compostela, ligada al descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago el Mayor en ese lugar. En el sitio donde se halló la sepultura se alza hoy día la catedral compostelana, que sigue atrayendo a numerosos peregrinos cada año. El centro histórico de la población se despliega en sus alrededores y contiene excelentes muestras arquitectónicas.
Centro histórico de Siena (Italia): Legendaria fue la fundación del centro histórico de Siena, que suele ser atribuida a los hijos de Remo. Adquirió su aspecto actual en la Edad Media, especialmente cuando fue creada la no menos legendaria Piazza del Campo allá por el siglo XIII. En la misma época se construyó su extraordinaria catedral gótica y, unas décadas más tarde, el Palacio Comunal, que sirve como Ayuntamiento local desde entonces. Y no, no hay río alguno que por allí fluya.
Centro histórico de Évora (Portugal): Los romanos que fundaron lo que es la actual Évora no tuvieron en cuenta la falta de ríos en la zona. Con el tiempo quedó constituido el atractivo centro histórico de la población, que contiene monumentos de tanto interés como la catedral, el palacio de Don Manuel y la iglesia de San Francisco. Aunque quizás el más relevante de todos sea el templo de Diana, que seguramente no estaba dedicado a la diosa de la caza sino al propio emperador Augusto.
Orillas del Sena en París (Francia): Quienes ya sabéis lo previsible que soy, seguro que estabais esperando a que cerrara la lista con un centro histórico donde un curso de agua hubiera jugado un papel vital en su constitución. El de París es el ejemplo perfecto, puesto que comenzó a desarrollarse en los alrededores de una isla, ahora conocida como isla de la Cité, del Sena. Lo que vino después es de sobra sabido y, en la actualidad, no sería posible entender la idiosincrasia de una de las ciudades más importantes del mundo sin la presencia del río que la originó.