Catedral de San Isaac (San Petersburgo, Rusia)
Originalmente dedicada a la función catedralicia, la catedral de San Isaac fue despojada de ella y reconvertida en museo por los soviéticos en 1931. Esta suntuosa edificación, el templo más grande entre los muchos que pueden verse en San Petersburgo, fue construida durante la primera mitad del siglo XIX con el fin de reemplazar a una iglesia anterior. El responsable de las obras fue el arquitecto francés Auguste Montferrand. Al igual que su precedente, está dedicada a la advocación de San Isaac de Dalmacia, cuya festividad se celebra en el aniversario del zar Pedro el Grande, creador de la ciudad. Edificada en estilo neoclásico, supera los cien metros de longitud y se acerca a ellos en anchura, elevándose por encima del centenar de metros también. En las obras se emplearon más de cuarenta tipos de minerales diferentes, entre ellos cien kilos de oro que se utilizaron para sobredorar la cúpula. Tiene capacidad para unos ocho mil fieles, aunque desde que se retomó el culto, tras la caída del comunismo en Rusia, los servicios religiosos se celebran en una pequeña capilla lateral.