Enclave con presencia humana desde el Paleolítico, Caravaca de la Cruz comenzó a adquirir relevancia en la Edad Media debido a su posición estratégica entre tierras cristianas y musulmanas. Fue entonces cuando se estableció el Alcázar, en cuyo interior se construiría siglos más tarde el Santuario de la Vera Cruz, edificación más característica de la población. Otros templos de interés son la iglesia de la Soledad, la iglesia de la Concepción, el convento de Madres Carmelitas Descalzas, fundado por Santa Teresa de Jesús, y la iglesia del Salvador, magnífico exponente del Renacimiento murciano. Buenos ejemplos de arquitectura civil se localizan en los alrededores de la denominada Plaza del Arco, donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento, obra del siglo XVIII que dio origen a la misma. Merece especial mención el festejo popular conocido como Los Caballos del Vino, que se celebra anualmente entre el uno y el tres de mayo en el ámbito de las denominadas Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz.