Estatua ecuestre del condottiero Gattamelata (Padua, Italia)
En la Italia medieval se denominaba condottiero a un mercenario que guerreaba al servicio de cualquier ciudad-estado transalpina de la época. Uno de los que alcanzó mayor relevancia fue Gattamelata, sobrenombre con el que era conocido Erasmo de Narni, quien sirvió a Florencia y Venecia a la vez que al Papa. Tras sufrir una probable hemorragia cerebral durante una campaña, Gattamelata terminó sus días en Padua, ciudad de la que había sido dictador unos años atrás. Su deceso ocurrió en 1443 y poco después la población padovana encargó una estatua en su honor. Del trabajo se ocupó el escultor florentino Donatello, a quien llevó seis años producirla, hasta ser erigida junto a la basílica de San Antonio en 1453. Aunque algunos expertos piensan que fue la estatua romana de Marco Aurelio quien le sirvió de inspiración, la mayoría la atribuye a los caballos venecianos de San Marcos. Sea como fuere, no cabe duda de que ésta fue la primera gran estatua ecuestre desde la antigüedad y sirvió de modelo para todas las que vinieron con posterioridad. Donatello era famoso por el estudio psicológico que hacía de sus personajes y, a pesar de la serenidad que transmiten el condottiero y su montura, algunos creen ver en la figura la alegoría de un tirano.