San Millán de Yuso y Suso (por Jorge Sánchez)
Me había perdido la visita a este extraordinario Patrimonio de la Humanidad durante mi primer peregrinaje a pie (el Francés) a Santiago de Compostela, por no desviarme del camino oficial. Y tuvieron que pasar varios años para que un amigo riojano (y peregrino), de Santo Domingo de la Calzada, nos llevara a varios peregrinos más, a un vasco de Bilbao, más a otro barcelonés y a un hospitalense (yo) a conocerlo llevándonos en su coche.
Aparcamos junto al Monasterio de Yuso, el más grande de los dos. Estaba abierto y visitamos su interior, que hacía las veces de hotel, tipo Parador. Sí, nos gustó y aprendimos mucha historia, pero al transformarse en hotel le restaba encanto y espiritualidad. Allí pudimos leer por unos folletos gratuitos que el criminal musulmán Almanzor, el mismo que destruiría la catedral de Santiago de Compostela y tantos otros sitios cristianos, también había arrasado ese monasterio hacia el año 1002, degollando a sus monjes y llevándose como esclavos a los habitantes de la zona, por lo que se tuvo que reconstruir tres décadas más tarde. Junto a Yuso había un monumento llamado Camino de la Lengua Castellana, mostrando un mapa con las escalas: Alcalá de Henares, Ávila, Salamanca, Valladolid, Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla.
Mucho más gozosos nos dejó el pequeño Suso, arriba, adonde caminamos. Suso es un monasterio en miniatura, encantador, más íntimo que Yuso, más delicado, más acogedor. Fue donde nos quedamos más tiempo saboreando y respirando su atmósfera, sintiendo su carisma. Fue precisamente en Suso donde se escribieron las primeras frases en Euskera y en Español (las Glosas Emilianenses). Más tarde, en 1492, el sevillano Antonio de Nebrija escribiría en Salamanca su famosa Gramática Castellana, o el primer libro estableciendo las normas de una lengua Romance (Latín), muchísimo antes de que lo hicieran otras lenguas latinas importantes como el Italiano, el Francés, el Rumano o el Portugués. Además, Nebrija compuso el diccionario Latín – Español.
En el Monasterio de San Millán de la Cogolla también escribió el monje Gonzalo de Berceo, el primer poeta en lengua española. Pensar que estos dos íntimos y escondidos monasterios son el nacimiento del euskera, una lengua original y bella, y también del español, lengua que en pocos siglos sería hablada por más de 500 millones de personas en más de veinte países de los seis continentes (incluyendo la Antártida, gracias a las bases permanentes de Chile y Argentina), siendo hoy la segunda lengua materna más hablada por la Humanidad, tras el chino mandarín, pero por delante del inglés o francés, es algo que llena de satisfacción a todos los vascos y a todos los hispanoparlantes. Por ello considero este Patrimonio de la Humanidad de UNESCO, junto al Monasterio de El Escorial, las dos maravillas más entrañables para un español.