17 templos donde alcanzarás el nirvana
Aunque muy seguramente nunca fue su pretensión, Siddharta Gautama se ha convertido en uno de los máximos profetas que en el mundo han sido. Nacido en el actual territorio de Nepal, probablemente nunca aspiró al título de Buda supremo que le fue aplicado con posterioridad. Pocas cosas se tienen claras sobre su vida, aunque se piensa que transcurrió a caballo entre los siglos VII y VI a.C. Y numerosas características inciden en considerarlo como una personalidad sobrehumana, a pesar de que la única realidad fehaciente sobre su existencia es su demostrado ascetismo.
Debía andar yo por el ecuador de mi adolescencia cuando, por motivos que no vienen al caso, cayó en mis manos un texto sobre el budismo zen. No era entonces, ni lo soy ahora, muy dado a introducirme en técnicas adquiridas de meditación que me lleven a alcanzar ese estado que los budistas denominan nirvana y que podría traducirse como despertar. De todas formas, el texto atrajo mi interés y me llevó a encuadrar a Siddharta dentro del reducido grupo de grandes profetas con múltiples seguidores, que, en general, no suelen poner en práctica sus enseñanzas.
Al contrario de lo que suele pensarse, Buda no es un título que garantiza la unicidad, sino que cualquiera que se precie puede llegar a obtenerlo. Aunque para ello es preciso alcanzar el nirvana, ese estado que implica la carencia de lujuria, odio, avaricia, ignorancia, egoísmo y ambición. Comprenderéis que en el siglo XXI llegar a este estado no es fácil pero, si pretendéis alcanzarlo, seguro que una visita a estos templos que os indico aquí os ayudaría en vuestro objetivo.
Sri Dalada Maligawa (Kandy, Sri Lanka): Literalmente templo del diente de Buda, Sri Dalada Maligawa es probablemente el lugar más sagrado de Sri Lanka. Está situado en la localidad de Kandy y, de acuerdo con la tradición, guarda una reliquia en forma de colmillo del profeta. Cada año, bien sea en julio o en agosto, se celebra el Perahera, o procesión del diente, desfile protagonizado por elefantes con sus colmillos cubiertos por fundas doradas.
Tōdai-ji (Nara, Japón): Cobijo de un daibutsu, o estatua de gran tamaño de Buda, se considera a Tōdai-ji la construcción de madera más grande del mundo. Y no es para menos, porque la figura mide unos quince metros de altura, con cada una de sus orejas alargándose por más de dos metros y medio. Tanto el templo como el Buda datan del siglo VIII, aunque este último ha sido refundido en diversas ocasiones.
Wat Mahathat (Provincia de Sukhothai, Tailandia): Traducido como templo de la gran reliquia, Wat Mahathat fue fundado en el siglo XIII en la entonces ciudad de Sukhothai, cabeza del reino homónimo. Destacan sus estupas, alguna de las cuales es original del siglo XIV y está rodeada por magistrales motivos escultóricos en estuco.
Chùa Thiên Mụ (Huế, Vietnam): En el idioma vietnamita, el término thiên equivale al japonés zen y puede traducirse por meditación. A esta actividad hace referencia la denominación de este templo, donde destaca una pagoda de siete pisos que es la construcción religiosa más elevada en el estado vietnamita. De aquí partió el monje Thích Quảng Đức hace medio siglo para inmolarse como protesta en Saigón, dando lugar a la expresión quemarse a lo bonzo.
Bayon (Provincia de Siem Reap, Camboya): Aunque buena parte de los templos de Angkor son en origen hinduistas, la mayoría de ellos fueron transformados en budistas tras la reconversión espiritual sufrida por sus dirigentes. No es el caso del Bayon, construido en el siglo XII bajo el mandato de Jayavarman VII, primer monarca khmer convertido al budismo. Destaca por sus más de cincuenta torres y sus aproximadamente doscientos rostros mostrando innumerables expresiones diferentes.
Wat Xieng Thong (Luang Prabang, Laos): Con más de veinte estructuras diferentes en su interior, Wat Xieng Thong es el santuario más importante de Laos y uno de los templos budistas más interesantes del mundo. Data de mediados del siglo XVI, cuando fue edificado según las órdenes del rey Settathirath en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan. Templo real hasta el último cuarto del siglo XX, destacan en él las puertas doradas donde se muestran grabados relativos a la vida de Buda.
Cheng Hoon Teng (Malaca, Malasia): A pesar de que Malasia es un país musulmán en su mayoría, existe cierta libertad para expresar otro tipo de creencias. Buen ejemplo de ello es el templo de la nube verde o Cheng Hoon Teng, localizado en Malaca y donde se practica el denominado Sistema de las Tres Doctrinas, respectivamente taoísmo, confucionismo y budismo. De su seriedad da fe el hecho de ser el templo más antiguo de todo el país.
Gal Vihara (Distrito de Polonnaruwa, Sri Lanka): Conocido originalmente como Uttarama, Gal Vihara es un templo excavado en la roca durante el siglo XII en la antigua ciudad ceilanesa de Polonnaruwa. Su motivo principal son cuatro estatuas de Buda excavadas en la roca y que lo representan en diferentes posiciones, entre las que destaca una imagen reclinada de unos quince metros de longitud.
Kinkaku-ji (Kioto, Japón): Generalmente denominado Kinkaku-ji, o templo del pabellón dorado, su nombre original es Rokuon-ji, que se traduce como templo del jardín de los ciervos. Es seguramente el más famoso entre los centenares de templos budistas que pueden verse en Kioto y debe su fama precisamente a un pintoresco pabellón de tres plantas recubierto con láminas de oro puro. A destacar también el magnífico jardín que lo rodea.
Wat Phra That Doi Suthep (Provincia de Chiang Mai, Tailandia): Y si en Japón presumen de templo dorado, en Tailandia no iban a ser menos. A pocos kilómetros de la ciudad de Chiang Mai se encuentra Wat Phra That Doi Suthep, venerado templo establecido en el siglo XIV, cuando una estupa fue construida en la colina homónima tras el sueño de un monje llamado Sumanathera. Desde entonces este lugar fue ganando adeptos y en la actualidad es uno de los templos más famosos del país.
Chùa Một Cột (Hanoi, Vietnam): Construida originalmente en el siglo XI, la pagoda del único pilar, como libremente podría traducirse su denominación local, es uno de los templos budistas más curiosos que he tenido ocasión de visitar. Toda su estructura está soportada por un único poste, de aproximadamente un metro de diámetro, y asemeja una flor de loto, símbolo budista de la pureza. Hubo de ser reconstruida a mediados del siglo XX, tras ser destruida por los franceses en la guerra de Indochina.
Ta Prohm (Provincia de Siem Reap, Camboya): Al igual que el cercano Bayon, el templo de Ta Prohm fue encargado por Jayavarman VII una vez que se había convertido al budismo. Lo dedicó a su madre, a quien puso de modelo para la imagen de Prajñāpāramitā, diosa de la sabiduría que era la divinidad principal del santuario. Sirvió como monasterio budista real, de ahí su denominación original Rajavihara, y a finales del siglo XII llegaba a alojar a más de diez mil personas.
Daegaksa (Seúl, Corea del Sur): El budismo se extendió por la península de Corea más tarde que en otros lugares vecinos, pero aun así pueden encontrarse diversos ejemplos de templos dedicados a este credo. Uno de ellos es el conocido como Daegaksa, situado en Seúl y fundado a comienzos del siglo XX, poco después de la prohibición que impidió, durante más de trescientos años, entrar a los monjes budistas en la capital coreana. En él se practican las enseñanzas seon, como es conocido localmente el budismo zen.
Thian Hock Keng (Consejo Central, Singapur): Localizado en pleno barrio chino de Singapur, el templo de la felicidad celestial, localmente Thian Hock Keng, está dedicado en su edificación principal a la deidad taoísta Mazu. Sin embargo, en el recinto existe también un templo que referencia a Guanyin o Kannon, bodhisattva de la compasión. En su conjunto, todo el lugar destila sabiduría y es probablemente el sitio más venerado del país.
Wat Traimit (Bangkok, Tailandia): Entre los miles de templos budistas que existen en Tailandia, Wat Traimit es seguramente el más popular. El motivo es una estatua de Buda, que con sus tres metros de altura y sus más de cinco toneladas de peso no sorprendería demasiado si no fuera por el hecho de ser de oro macizo. Se trata de la mayor obra de sus características del mundo y su valor, tanto económico como sentimental, es incalculable.
Kōtoku-in (Kamakura, Japón): No es de oro, pero es una de las estatuas de Buda más veneradas que existen. El daibutsu de Kamakura mide unos catorce metros de altura, lo que la convierte en la segunda estatua de sus características en Japón. Está realizada en bronce y es posible acceder a su interior. Data de mediados del siglo XIII, cuando sustituyó a una imagen en madera realizada con anterioridad.
Sri Maha Bodhi (Distrito de Anuradhapura, Sri Lanka): Y terminamos con un templo que no destaca por sus características arquitectónicas sino naturales, pues se encuentra a la sombra de un árbol. Pero no es un árbol cualquiera, porque se trata del más antiguo plantado por la mano humana. Ocurrió este evento en el siglo III a.C., cuando una rama del ejemplar de Ficus religiosa bajo el que Buda llegó al nirvana fue traído desde la vecina India y sembrado en este lugar. Desde entonces, es uno de los sitios más sagrados del budismo y seguramente el propio Siddharta Gautama se sentiría orgulloso al ver a cuantos fieles concentra.
Impresionante recopilación. Si no alcanzas el nirvana al menos encontrarás paz y tranquilidad.
Sin duda, María. Pocos lugares he encontrado donde se respire tanta paz como en estos templos.
Muchas gracias por tus palabras.
Estupenda selección de lugares para encontrar la paz interior. Un saludo.
No está mal, aunque se echan en falta algunas zonas a las que no he podido llegar aún. Especialmente Myanmar, donde existen templos budistas maravillosos que espero visitar algún día.
Muchas gracias por tu comentario.
Felicidades por tu blog que acabo de descubrir. Coincido en lo maravillosos que son algunos de los templos que mencionas y que conozco (Nara, Kamakura, Kyoto, Seúl, Tailandia). A mi me llegó al alma Borobudur en Java y la pagoda Shwedagon en Yangón, creo que la paz y la belleza que existe allí no se respira en ningún lugar del mundo.
Un saludo
Lamentablemente no he visto ninguno de los dos que mencionas y tanto Borobudur como la pagoda Shwedagon están en la zona alta de mi lista de prioridades. Especialmente Borobudur, que me parece un lugar imprescindible por esa belleza de la que hablas y la paz que debe respirarse en el lugar.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo.