Inicialmente dedicado a la advocación de Santa María, más adelante a la de San Francisco y, por último, a la de San Pedro de Alcántara, el convento de San Pedro de los Majarretes se localiza en la pedanía valenciano-alcantarina homónima. Fundado posiblemente en el siglo XIII, en él tomó los hábitos de la orden franciscana Juan de Garavito, más tarde conocido como Pedro de Alcántara. Ocurría esto en 1515 y las reducidas dimensiones del cenobio, así como su austeridad, debieron influir profundamente en el joven novicio, que más adelante aplicaría tales características a los monasterios que él mismo fundó. Ya conocido como monasterio de San Francisco de los Majarretes, debido a los peñascos que sirven como frontera entre España y Portugal en la zona, se decidió el traslado de los monjes a la población valenciano-alcantarina a finales del siglo XVI y el edificio pasó a manos privadas. Tras más de un siglo y medio de abandono, fue restaurado a mediados del siglo XVIII, retomándose la actividad monástica y empezando a ser conocido como convento de San Pedro de los Majarretes. Durante la Guerra de la Independencia se abandonó definitivamente. Actualmente se mantiene el culto en la iglesia conventual, que presenta la particularidad de tener un doble altar mayor superpuesto, mientras que el resto de dependencias que se conservan, incluido el claustro, se utilizan como restaurante desde hace cuatro décadas.