Pocos lugares existen en el mundo con un patrimonio artístico tan extraordinario como el que guarda el centro histórico de Florencia. Fundada por el propio Julio César a orillas del río Arno, la ciudad florentina no pasó de ser un simple asentamiento para soldados veteranos en sus inicios. Poco a poco fue creciendo, hasta que el emperador Diocleciano la declaró capital provincial en el siglo III. Sin embargo, alcanzó su apogeo en el Renacimiento, cuando la familia Medici se hizo con el control. Especialmente bajo el gobierno de Lorenzo el Magnífico, gran mecenas de las artes y para quien trabajaron Miguel Ángel, Leonardo y Sandro Botticelli entre otros. Tras la disolución de la familia Medici, ya en la primera mitad del siglo XVIII, Florencia pasó a formar parte de la corona austriaca por un breve periodo de tiempo. Más adelante, se integró en Italia en la segunda mitad del siglo XIX y fue la segunda capital del reino transalpino tras Turín, aunque solo por un periodo de seis años. En el siglo XX vivió un fuerte crecimiento de la mano de la industria, los servicios y el turismo, acercándose actualmente a los cuatrocientos mil habitantes. El patrimonio artístico de Florencia es casi inacabable. Destacan los alrededores de la Piazza della Signoria, donde se encuentran el Palazzo Vecchio, el Ponte Vecchio y la catedral de Santa María del Fiore, los tres monumentos más representativos de la ciudad. Cerca de ella se encuentra también la Galería Uffizi, uno de los grandes museos de arte del mundo, en el que sobresalen diferentes obras de Giotto, Fra Angelico y Botticelli. Entre la arquitectura religiosa hay que mencionar también la basílica de San Lorenzo, obra de Brunelleschi, y la basílica de Santa María Novella, con una extraordinaria fachada renacentista realizada en mármol. No se queda atrás la arquitectura civil, con obras como la magnífica Loggia dei Lanzi, el puente Santa Trinidad y, especialmente, el extraordinario Palazzo Pitti, que alberga una interesante colección de arte y da acceso al adyacente jardín de Boboli.
