Monasterio de Yuste (Municipio de Cuacos de Yuste, Extremadura)
Crédito: José Luis Filpo Cabana
Al contrario de lo que suele pensarse, el monasterio de Yuste no fue un encargo del monarca español Carlos I para residir en él sus últimos años de vida. El cenobio existía ya desde comienzos del siglo XV, cuando era habitado por ermitaños del lugar, que posteriormente dieron paso a monjes jerónimos. Un siglo y medio más tarde, el poderoso rey de España lo eligió cuando buscaba un lugar donde retirarse a hacer vida monástica. Era 1556 y el edificio hubo de ser ampliado para acoger a tan insigne personaje y su séquito, de al menos medio centenar de personas. Dos años después falleció el monarca, que fue enterrado en la iglesia del monasterio hasta que su hijo, el no menos insigne Felipe II, dejó listo el monasterio de El Escorial para acoger sus restos. Arquitectónicamente hablando, el cenobio consta de dos edificaciones: una, el monasterio en sí mismo, y la otra, la residencia del rey. La primera dispone de una iglesia y dos claustros, uno gótico y otro renacentista, construidos entre los siglos XV y XVI. A destacar que la alcoba de Carlos I se comunica con el templo, de manera que el ya enfermo monarca no tuviera que levantarse de la cama para asistir a los oficios. Tras diversas vicisitudes, los hermanos jerónimos se mantuvieron en las instalaciones hasta 2013, cuando fueron reemplazados por monjes polacos de la Orden de San Pablo Primer Eremita.