Lugar mencionado en diversas ocasiones en los textos bíblicos, el denominado Monte de los Olivos es una elevación algo superior a los ochocientos metros localizada a unos tres kilómetros al este de Jerusalén. Considerado uno de los sitios más sagrados para el cristianismo, debe su nombre a los olivares existentes en sus laderas. Entre ellos el conocido como huerto de Getsemaní, que se encuentra en su base y fue el punto donde Jesucristo oró la última noche antes de ser prendido. Junto a él se halla la basílica de Getsemaní, una de las tres iglesias construidas en el montículo. Las otras dos son la iglesia del Dominus Flevit, edificada en la zona donde Jesucristo lloró contemplando la ciudad de Jerusalén, y la iglesia del Pater Noster, emplazada sobre una basílica del siglo IV encargada por el emperador Constantino en el sitio donde Jesucristo instauró la oración. En la ladera occidental del Monte de los Olivos se ubica un cementerio judío desde hace más de tres milenios, mientras que en la ladera oriental se encuentra al-Azariyeh, población palestina también conocida por su nombre bíblico de Betania.