Valle de Katmandú (por Jorge Sánchez)
Katmandú siempre ha sido un oasis de paz para el viajero de larga duración. Cuando, un poco saturado de la India, se desea cambiar de atmósfera pero no de cultura, hay que ir al Nepal, por ejemplo a Katmandú, y reponer fuerzas para, tras el descanso del guerrero, volver «on the road». Durante una semana que tenía que esperar en Katmandú mi visado de la India, aproveché para concluir la visita a los siete lugares que UNESCO contempla en su Patrimonio de la Humanidad del Valle de Katmandú.
De hecho, por un viaje anterior ya consideraba conocer ese sitio UNESCO a pesar de haber estado en sólo cinco conjuntos; me faltaban dos. Hay patrimonios que están divididos en numerosos fragmentos. Por ejemplo, el de Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica lo componen ¡¡¡727 sitios!!! ¿Cuántos de esos 727 lugares hay que conocer para considerar visitado ese Patrimonio? En mi caso con uno basta, por ello sólo he visitado el que está más cerca de mi pueblo Hospitalet de Llobregat, el de la Pedra de les Orenetes, en la Roca del Vallés, y me doy por satisfecho. Del Patrimonio del mercurio en Almadén (España) e Idria (Eslovenia), yo sólo he visitado el de España, pero no el de Eslovenia, y también me doy por satisfecho.
Pero esos días de espera de mi visado indio viajé a esos dos restantes fragmentos del Patrimonio porque adoro el Valle de Katmandú, no para «apuntarme» otro sitio UNESCO.
Un día y una noche los empleé en conocer a fondo Bhaktapur, y el siguiente sitio, el de Swayambhunath, lo visité en un día de ida y vuelta desde Katmandú, y tal vez por ser el último fue el que más me complació, sobre todo los Ojos de Buda y la estatua del siglo VII representando al Buda Dipankara.
Viajé a Katmandú el mes de noviembre del 2014. Tras el siniestro terremoto de abril del 2015, temo que algunos de los lugares (o personas) que aparecen en las fotos adjuntas estén destruidos, o ya no existan.