Copenhague (Región de Hovedstaden, Dinamarca)
Desde sus orígenes como asentamiento vikingo en el siglo X hasta la actualidad, una ciudad moderna con más de un millón doscientos mil habitantes, Copenhague ha cambiado mucho. Alcanzó la capitalidad de Dinamarca en el siglo XV y se desarrolló considerablemente a partir del siglo XVII, aunque sufrió un periodo de oscuridad en los siglos posteriores. Tras la Segunda Guerra Mundial se ha consolidado y su crecimiento como centro tecnológico y de negocios resulta imparable. Geográficamente hablando, la población se encuentra distribuida entre las islas de Sjælland, Amager y el islote de Slotsholmen, que cuenta con gran relevancia a pesar de su pequeño tamaño. No en vano en él se encuentra el palacio de Christiansborg, quizás la construcción más importante del estado danés al ser sede tanto del Parlamento como del Tribunal Supremo y de la oficina del primer ministro. Destaca también el palacio de Amalienborg, residencia de la Familia Real danesa, así como el Salón de las Asambleas de los Trabajadores, edificación del siglo XIX que actualmente alberga el Museo de los Trabajadores. Sin olvidar el Tivoli, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo. Numerosos canales se abren paso en la localidad, sobresaliendo el denominado Nyhavn, renombrado por la ingente vida nocturna en sus orillas. En algunas zonas del puerto aún pueden verse embarcaciones diseñadas de manera tradicional. En cuanto a la arquitectura religiosa hay que mencionar la catedral católica de San Óscar, la catedral luterana de Nuestra Señora, así como la iglesia anglicana de Saint Alban. El reducto hippie de Christiania sigue tratando de mantenerse independiente del gobierno estatal, aunque ya ha perdido bastante su razón de ser en pleno siglo XXI. Pero, sin duda, la imagen más característica de la capital danesa corresponde a La Sirenita, escultura en bronce de una sirena que hace referencia a un relato del escritor local Hans Christian Andersen.