San Miguel de Allende (por Jorge Sánchez)
Venía de Aguascalientes y paré por sólo unas 4 horas en San Miguel de Allende, cosa que hoy lamento, pero debía realizar en 20 días el Camino Real de Tierra Adentro, lo que en condiciones normales te lleva 60 días, y por ello hubo veces en las que me salté algún pueblo o bien pasaba sólo unas pocas horas en él. En San Miguel de Allende «sacrifiqué» la visita al Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco para concentrarme en la ciudad en sí, que hallé muy atractiva. Era el día decimonoveno y estaba impaciente por llegar al umbral de mi meta, a Querétaro, para el día siguiente presentarme en México D. F. y dar por finalizado el Camino Real de Tierra Adentro, tras tres semanas de dedicación a él.
En la Oficina de Turismo me regalaron varios folletos para ir descubriendo los atractivos turísticos de la ciudad. Al inquirir sobre el Camino Real de Tierra Adentro me sugirieron dirigirme al Barrio de San Juan de Dios, a apenas 200 metros de la Plaza Mayor, donde, me aseguraron, encontraría la placa que buscaba, como así sería. Resultó que San Miguel de Allende era un Patrimonio de la Humanidad por partida doble. Primero visité la catedral y compré un cirio. Una vez que localicé la placa donde se indicaba que el Camino Real de Tierra Adentro cruzaba esa villa, fundada por el fraile español Juan de San Miguel en el siglo XVI, me hice una foto junto a ella y me sentí satisfecho, pues mi objetivo principal era precisamente ese camino, más que visitar la ciudad en sí.
Recuerdo que comí en un centro artesanal junto a la Plaza de Armas, e hice amistad con los jóvenes que vendían tapetes y muñecas de trapo. Tras ello caminé hasta la estación de autobuses y me marché a Querétaro.