Simple y popularmente conocido como Monasterio del Paular, este cenobio benedictino está localizado a las afueras de la población madrileña de Rascafría. Fue fundado como monasterio cartujo por orden del rey Enrique II a finales del siglo XIV, aunque las obras se dilataron en el tiempo. Participaron en ellas grandes arquitectos como Juan Guas, a quien se le atribuyen la fachada principal del templo y el claustro, y Rodrigo Gil de Hontañón, que diseñó la puerta de acceso al patio. En su interior sobresale un extraordinario retablo en alabastro policromado, posiblemente realizado por artesanos genoveses a finales del siglo XV. Destacan también una serie de cincuenta y dos pinturas relatando la vida de San Bruno de Colonia, fundador de la orden cartuja. Fueron creadas por Vicente Carducho en la primera mitad del siglo XVII y devueltas al monasterio a comienzos del siglo XXI tras haber sido expoliadas cuando el cenobio fue desamortizado por la infausta mano de Mendizábal. Los monjes cartujos fueron exclaustrados entonces y el lugar quedó en completo abandono hasta que un siglo después se restauró la comunidad monástica con frailes benedictinos.