Encargada y pagada de su propio bolsillo por el visir que le dio nombre, la madrasa de Islam Khoja representa una de las imágenes más reconocibles de Khiva. Especialmente por su minarete, el más alto de la población con sus cerca de cincuenta y siete metros de altura. Diseñado de esa manera para ser diez metros más alto que el Kalon, que cumplía un papel similar en la cercana y rival Bukhara, ofrece un aspecto asimétrico con el reducido cuerpo principal de la madrasa, resaltando de esa manera su imagen estilizada. A ello contribuye también la presencia de bandas horizontales de mayólica que combinan diversas tonalidades azuladas y blancas. La parte superior del minarete está decorada con celosías de escayola denominadas pandjara y rematada por una pequeña cúpula. La madrasa en sí cuenta con unas cuarenta celdas para los estudiantes, así como una mezquita en su interior. A pesar de su aspecto medieval, todo el complejo fue construido a comienzos del siglo XX.