Ámsterdam (por Jorge Sánchez)
No conozco viajero que no considere Ámsterdam como una de las ciudades más bonitas de Europa. Para mí también lo es, y una de las características que me seducen de ella es su zona de los canales. A veces a Ámsterdam la llaman «la Venecia del norte», pero aunque no sea tan romántica como la ciudad italiana, sí que la supera en canales.
Al contrario de lo que hice en Venecia, donde realicé una excursión en vaporetto por sus canales (lo mismo que en San Petersburgo, donde compré una excursión en barco por los canales del río Neva de una hora y media de duración), en Ámsterdam no tomé ningún barco sino que crucé los canales más céntricos a pie, pues la primera vez que visité esa ciudad pasé una semana de tiempo, así que me paseé por la mayoría de sus canales visitando por el camino desde las hetairas asomadas a las ventanillas de las plantas bajas del «barrio rojo», a la Casa de Ana Frank, sin olvidarme de entrar en la fábrica Heineken, donde iba a diario a beber cervezas.
La última vez que recorrí parte de los canales de Ámsterdam fue 10 años atrás, cuando me empeñé en conocer las diez pinturas más famosas y bellas de Europa viajando a sus museos o galerías de arte donde se exhiben, sin repetir artista ni país. Ya había estado en el Museo Nacional del Prado para admirar Las Meninas (Diego Velázquez); en Galería Uffizi para ver El nacimiento de Venus (Sandro Botticelli); en el Museo de Orsay para contemplar Baile en el Moulin de la Galette (Renoir); también vi Iván el Terrible y su hijo (Iliá Repin) en la Galería Tretiakov; en la Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos de Dresde no me perdí Retrato de un joven (Alberto Durero); en el Vaticano me embelesé durante media hora ante la visión del fresco La creación de Adán (Miguel Ángel), etc. Me faltaba ahora el museo Rijksmuseum de Ámsterdam para añadir La ronda de noche (Rembrandt), pero el museo estaba en obras y cubierto con andamios el día de mi llegada a esa ciudad, así que tuve que pernoctar allí y esperar al día siguiente, cuando lo abrieron, y pude por fin cumplir mi objetivo. Durante ese tiempo de espera en Ámsterdam tuve la oportunidad de volver a recorrer a pie algunos de los 165 canales concéntricos de Ámsterdam.