Denominado palacio de la alegría por su fundador, el monarca de la taifa de Zaragoza al-Muqtadir, el palacio de la Aljafería fue encargado en la segunda mitad del siglo XI para ser sede de su corte. Se trata de una obra de enorme importancia histórica, al ser el único palacio de la época de los reinos de taifas que ha llegado hasta nuestros días. Apenas tres décadas después de su creación fue conquistado por tropas cristianas y pasó a ser usado como residencia de diversos reyes aragoneses, así como uno de los palacios de los Reyes Católicos a finales del siglo XV. Debido a ello sufrió diversas remodelaciones que afectaron considerablemente a su aspecto original, aunque aún pueden verse diversas muestras de su antiguo esplendor en forma de atauriques o yeserías con motivos vegetales. Destaca el Salón del Trono, que exhibe un exuberante artesonado mudéjar de unos veinte metros de longitud por ocho de anchura.