El germen que dio lugar a la casa Batlló fue una edificación construida durante la segunda mitad del siglo XIX en el barcelonés paseo de Gracia. Adquirida ésta por el industrial Josep Batlló a comienzos del siglo XX, le fue encargada a Antoni Gaudí la tarea de rediseñarla. El genial arquitecto remodeló el edificio por completo, añadiéndole una quinta planta y poniendo especial empeño en rehacer la portada y rematarlo con una imaginativa azotea, que incluye un total de veintisiete chimeneas cubiertas por sombreretes cónicos. La fachada está cubierta por coloridos fragmentos de vidrio y cerámica, sobresaliendo en ella la tribuna de la primera planta, que incluye cinco ventanales cubiertos por vidrieras polícromas y un friso sostenido por columnas y decorado con motivos vegetales. En la actualidad, la casa Batlló es propiedad de la familia Bernat y se encuentra abierta a los visitantes previo pago de la correspondiente tarifa.