10 aldeas con iglesias fortificadas que son una pasada
Conocida a nivel mundial por la fértil imaginación de un escritor que ni siquiera puso un pie en ella, Transilvania es una histórica región centroeuropea que en la actualidad forma parte de Rumanía. Geográficamente hablando, se trata de una meseta con una altitud media de entre trescientos y quinientos metros, rodeada casi por completo por los Cárpatos, salvo en su zona noroeste. Poblada inicialmente por los dacios, más adelante formó parte tanto del reino de Hungría como del Imperio Austrohúngaro, hasta que se unió definitivamente a Rumanía ya en el siglo XX. En la actualidad, la mayor parte de su población es rumana, aunque existen importantes minorías de lengua húngara y germana. Aquellos son conocidos como székely y llegaron hasta aquí en el siglo VII, mientras que éstos son de origen sajón y fueron traídos como colonos en los siglos XII y XIII.
Hay que remontarse a la época medieval para comprender la necesidad de las denominadas iglesias fortificadas de Transilvania. En aquellos tiempos, frecuentes invasiones, tártaras por un lado y otomanas por otro, asolaban la región. Ante estos ataques, tanto sajones como székely, carentes de espíritu guerrero al estar habitualmente dedicados a las tareas agrícolas, no tenían otro medio de defensa que amurallar sus poblaciones. Por consiguiente, las ciudades importantes fueron fortificadas por completo, mientras que en las comunidades de menor tamaño era costumbre amurallar la iglesia, proveyéndola además de una suerte de almacén de víveres para que toda la población pudiera refugiarse en ella si era necesario. Surgieron así las iglesias fortificadas, de las que se conservan aproximadamente la mitad de las más de trescientas que llegó a haber en Transilvania.
Aproximadamente ciento veinticinco de esos templos están situados en comunidades sajonas, mientras que unos veinticinco de ellos pertenecen a poblaciones de origen székely. Listamos aquí una decena de esas localidades que hemos tenido la oportunidad de visitar, seis de las cuales están reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Biertan: Población localizada en el distrito de Sibiu, Biertan cuenta en la actualidad con unos mil seiscientos habitantes, aproximadamente una tercera parte de los que llegó a tener en época medieval. En su iglesia se practica el culto luterano, está dedicada a la Virgen María y fue construida a caballo entre los siglos XV y XVI. Mantiene tres filas de fortificaciones exteriores unidas mediante torres.
Câlnic: Inicialmente un castillo en poder de una familia noble, con el tiempo esta construcción se fue transformando en iglesia fortificada al pasar a manos del pueblo. Poco a poco fueron añadiéndose un almacén, una capilla y la torre se incrementó en dos niveles, otorgándole el poderoso aspecto que muestra en la actualidad. La población está situada en el distrito de Alba y actualmente tiene unos mil doscientos habitantes.
Saschiz: Algo menos de mil quinientas personas viven en Saschiz, localidad situada en el distrito de Mureș. La población fue fundada por inmigrantes székely, aunque tan solo queda un dos por ciento de habitantes de ese origen, por un tres por ciento de los sajones que llegaron después. Su iglesia fortificada fue construida en el siglo XV y está dedicada al culto evangélico. Destaca una espectacular torre que formaba parte de la fortificación y está rematada por una espira añadida en el siglo XVII.
Mediaș: Aunque Mediaș no es exactamente una aldea, pues supera los cuarenta mil habitantes y es la segunda ciudad más poblada del distrito de Sibiu, sí lo fue en época medieval. De entonces, concretamente de mediados del siglo XV, data su iglesia fortificada, donde también se practica el culto luterano y está dedicada a Santa Margarita. La fortificación que la rodea incluye un muro triple, foso y cinco torres defensivas, conservándose en excelente estado.
Aiud: Mucho menos conocida que las anteriores, la localidad de Aiud está ubicada en el distrito de Alba. Tampoco puede decirse que sea una aldea, porque sus habitantes superan los veinte mil. Sin embargo, conserva una espectacular fortaleza del siglo XIII, que más tarde se amplió convirtiéndose en una pequeña ciudadela. El propósito era el de proteger la iglesia situada en su interior, dedicada al culto calvinista y a cuyos oficios suele asistir la minoría székely de la población.
Hărman: Fundada también por inmigrantes de origen sajón, los orígenes de Hărman se remontan a comienzos del siglo XIII. Forma parte del distrito de Brașov y actualmente cuenta con algo más de cuatro mil quinientos habitantes. De esa época es su iglesia fortificada, situada en el centro de la población. Está protegida por potentes muros, en los que se intercalan seis torres de vigilancia, una de las cuales da acceso al interior del recinto.
Prejmer: También en el distrito de Brașov y a escasa distancia de la anterior localidad se encuentra la población de Prejmer. Aproximadamente cinco mil trescientas personas viven en ella, quedando menos de un uno por ciento de los descendientes de aquellos sajones que allí se establecieron a comienzos del siglo XIII. Su iglesia fortificada es una de las mejor conservadas de Transilvania y dispone de unas trescientas celdas donde los vecinos podían refugiarse en caso de ataque.
Rupea: Técnicamente Rupea no debería estar incluida en esta lista, puesto que no quedan restos de la iglesia fortificada que seguramente existió en este lugar. Sin embargo, la impresionante fortaleza que domina esta población, fundada por inmigrantes sajones en el siglo XIV y situada en el distrito de Brașov, debió jugar un papel similar a las anteriores en el pasado. Fue saqueada por los otomanos a mediados del siglo XV y destruida por el fuego en el siglo XVII, para ser abandonada definitivamente a finales del siglo XVIII.
Valea Viilor: Volvemos al distrito de Sibiu, donde se encuentra la localidad de Valea Viilor. Está habitada por unas mil trescientas cincuenta personas y destaca poderosamente en ella su magnífica iglesia fortificada del siglo XIV. Como en casos anteriores, es de origen sajón y está construida en estilo gótico tardío, aunque con reformas posteriores. La protege un muro oval de seis metros de altura, con bastiones en cada uno de los cuatro puntos cardinales.
Viscri: En este caso fue el templo quien dio nombre a la población, puesto que su denominación proviene del término germano Weißkirch, que significa iglesia blanca. La aldea cuenta con algo más de cuatrocientos habitantes, gitanos en su mayoría, y pertenece al distrito de Brașov. La iglesia fue construida por inmigrantes székely a comienzos del siglo XII y más adelante pasó a manos sajonas, siendo restaurada, ampliada y fortificada. Y es tan, tan bella que merece la pena recorrer la infernal carretera que lleva hasta Viscri tan solo para verla.