Obra del afamado arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, el Palacio de la Música Catalana fue construido en la primera década del siglo XX. Concebido como sede principal del grupo coral denominado Orfeón Catalán, su diseño se ajustaba a la perfección a los gustos de la época. Arquitectónicamente destaca el uso de cerámica y vidrio sobre una estructura original de hierro y el empleo de motivos de origen alegórico. Emplazado en una esquina entre dos calles estrechas, su fachada angular está rematada por un magnífico grupo escultórico denominado La cançó popular catalana, obra del escultor Miquel Blay. Esta extraordinaria edificación es famosa por su acústica y en su escenario se celebran todo tipo de espectáculos musicales así como diversos actos culturales, teatrales e incluso políticos.
Un edificio precioso y además, entrañable para los catalanes. Siempre he pensado que le falta una plaza delante para poder sacar buenas fotos!
Está realmente encajonado entre un par de calles y es muy difícil sacar fotos, sí. Pero aunque tuviera una plaza enorme delante, mis imágenes serían igual de malas, seguro. 🙂
No me extraña que este lugar sea entrañable para los catalanes. Independientemente de su significado político, no cabe duda de que es una edificación maravillosa.
Muchas gracias por tu comentario.