Ciudad Bolívar (por Jorge Sánchez)
Pasé tres días muy gratos e inolvidables en Ciudad Bolívar, que fue fundada a finales del siglo XVI como «Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco» por el segoviano Antonio de Berrío, cuyo hijo (el almeriense Fernando de Berrío) sería el primer europeo en admirar Salto Ángel (mientras que su redescubrimiento se le atribuye al español -nativo de Malgrat de Mar, Barcelona- Félix Cardona Puig).
Ciudad Bolívar me complació mucho más que Coro (Patrimonio Mundial de UNESCO), ciudad que ya había visitado en el pasado en la costa venezolana. Además, la pensión donde me alojé (Don Carlos) era una casa de estilo colonial, como un palacio, fundada en el siglo XIX, donde sus dueños (un alemán casado con una venezolana) me trataron encomiablemente, y con quienes cada noche bebía cervezas danesas en el patio del hotel.
Durante la espera en Ciudad Bolívar de mi vuelo a Salto Ángel aproveché para explorar bien la ciudad, sita a orillas del río Orinoco, que en el pasado había sido visitada por exploradores tan famosos como Alexander von Humboldt. No dejé de entrar en la catedral, llamada Santo Tomás, donde le compré un cirio al monaguillo durante una fiesta de guardar. También visité los edificios erigidos por los españoles, crucé el puente sobre el río Orinoco e hice amistades locales en el mercado central, mi lugar favorito para comer arepas. Tras mi excursión a Salto Ángel volví a pernoctar en la misma posada y un día más tarde viajé hacia una ciudad del Caribe llamada Barcelona.