Templo de Apolo en Delfos (Periferia de Grecia Central, Grecia)
Los orígenes del templo de Apolo se remontan al siglo VII a.C., cuando se erigió una construcción atribuida a Trofonio y Agamedes. Tras incendiarse ésta un siglo más tarde se edificó otra denominada templo de las Alcmeónidas, por ser financiada por esta familia ateniense. Ya en el siglo IV a.C. se levantó la actual, cuyos restos demuestran que fue un templo períptero rodeado de columnas dóricas. Ocupaba un lugar primordial en Delfos, pues en él se encontraba el oráculo, que numerosos fieles visitaban para consultar a los dioses. Este lugar llegó a convertirse en el centro religioso del mundo helénico, especialmente el séptimo día de cada mes, que estaba considerado la fecha de nacimiento de Apolo. Ese día se celebraba un sacrificio en su honor y los consultantes hacían sus preguntas a la Pitia, personaje femenino cuya denominación dio origen al término pitonisa. Ésta le devolvía las respuestas, redactadas por un sacerdote. La tradición comenzó a perder prestigio con la ocupación romana del lugar en el siglo I a.C., pero se mantuvo hasta finales del siglo IV de nuestra era. El templo fue destruido entonces por orden del emperador Teodosio, que profesaba la religión cristiana y ordenó acabar con los símbolos del paganismo en su imperio.