Zaragoza es la única ciudad española, y seguramente del mundo, que cuenta con dos catedrales en activo. Este hecho insólito lleva produciéndose desde la segunda mitad del siglo XVII, cuando la basílica del Pilar se unió a la ya entonces catedral del Salvador como sede de la diócesis zaragozana. El origen de este último templo se remonta al siglo XII, cuando una iglesia románica se construyó sobre la mezquita aljama de la ciudad. De su evolución con el paso del tiempo da idea la mezcolanza de estilos arquitectónicos que presenta. Además de diferentes detalles que remiten a su origen románico, el interior es mayoritariamente gótico, los ábsides y uno de los muros exteriores son mudéjares, el trascoro y algunas de las capillas muestran elementos renacentistas, el campanario es puramente barroco y la fachada principal tiene tintes neoclásicos. El templo, localmente conocido como la Seo, se dio por concluido ya a finales del siglo XVIII, con la colocación en la torre de cuatro estatuas que refieren de manera alegórica a las virtudes cardinales.