A diferencia de lo que ocurre con otras capitales europeas, Londres carece en cierta medida de uniformidad y coherencia. Aun así, ofrece numerosos lugares de interés para el visitante. La población fue fundada por los romanos a orillas del Támesis, en el lugar donde hoy se encuentra la City, el distrito financiero de la ciudad. Con el tiempo se unió con Westminster, que entonces era una localidad diferenciada, y continuó extendiéndose hasta alcanzar una superficie que en la actualidad supera los mil quinientos kilómetros cuadrados y en la que viven cerca de nueve millones de habitantes. En la segunda mitad del siglo XVII, sufrió un terrible incendio que acabó con la mayor parte de las construcciones anteriores a esa época, aunque algunas como la Torre de Londres, castillo fundado por los normandos a mediados del siglo XI, consiguieron sobrevivir a la tragedia. Buena parte de las edificaciones proceden de la época victoriana, como la que alberga el extraordinario Museo de Historia Natural. También del siglo XIX es el palacio de Westminster, construcción neogótica que sirve como sede del Parlamento británico. Destacan también iglesias como la catedral de San Pablo; puentes como Tower Bridge; museos como el Museo Británico, con obras tan emblemáticas como una de las versiones del Discóbolo, o la National Gallery; y plazas como Trafalgar Square o Piccadilly Circus. Zonas verdes como Hyde Park o Regent’s Park complementan el compendio arquitectónico que puede disfrutarse en la ciudad londinense.
