Estimado uno de los más grandes de Europa, el centro histórico de Córdoba se estructura en torno a su grandiosa mezquita, que sirve como punto de referencia para el conjunto de la ciudad. Lo delimitan varias calles que coinciden con el trazado de la antigua muralla, de la que se han conservado evidencias en algunos puntos. Además de los musulmanes, también se dejaron notar cristianos y judíos, que dejaron su huella en numerosas edificaciones entre las que sobresalen la Sinagoga y el Alcázar. Otros monumentos destacados son el alminar de San Juan, las Caballerizas Reales, la torre de la Calahorra, el Palacio Episcopal y el puente romano. Diversas edificaciones religiosas, la coqueta calleja de las Flores, la magnífica plaza de la Corredera y la no menos relevante plaza del Potro completan el bien cuidado patrimonio monumental del casco antiguo cordobés.