Descubierto hace poco más de un siglo, el templo romano de Vic formaba parte de la antigua ciudad de Ausa, de la que apenas han quedado otros restos. Debe su excelente estado de conservación al hecho de encontrarse integrado en el interior del antiguo castillo de Montcada, residencia señorial posteriormente utilizada como granero y cárcel, y fue sacado a la luz durante las obras de derribo de éste. Su edificación se llevó a cabo posiblemente en el siglo II y se accede a su interior por un pórtico formado por seis columnas de capiteles corintios. Aunque se desconoce el culto al que estaba dedicado, es posible que lo fuera al emperador correspondiente, a la manera habitual en la época.