Garífunas (por Jorge Sánchez)
Había visto y oído hablar un inglés sui generis a los garífunas en Livingston (Guatemala) y en la isla del Maíz (Nicaragua), pero nunca los había visto danzar. Por eso tuve suerte de coincidir en la isla de Roatán (en el archipiélago de Islas de la Bahía) un 15 de septiembre, día que se celebraba la independencia de Honduras de España.
Estaba justo alojado en un hotelito en la avenida principal de Coxen Hole, donde se desarrollarían las danzas conmemorativas de esa festividad. El dueño del hotel me puso una silla en la acera y durante varias horas observé el espectáculo degustando cervezas locales acompañadas de pescado fresco. Las danzas eran coloridas y la mayoría de los danzarines eran niños de las escuelas. La música era muy contagiosa y alegre, como lo suele ser la caribeña.
Hablé con varios garífunas, también conocidos como Caribeños Negros (Black Caribs), que son descendientes de los antiguos esclavos llevados por los ingleses a recolectar caña de azúcar a la entonces Honduras Británicas, mezclados con los indígenas precolombinos. El inglés fue degenerando al mezclarse con las lenguas de los nativos y del español, por eso tanto la raza como la lengua es una mezcla de tres orígenes: africano, indígena precolombino y español. Los ingleses jamás se mezclaban con los esclavos africanos ni con los indígenas; sólo los españoles lo harían, produciendo la raza de los garífunas.
Naturalmente, todos los habitantes de las Islas de la Bahía hablaban el español, lengua oficial nacional, pero los garífunas conocían, además, su dialecto ligeramente parecido al inglés de garrafa, que es hablado por unas 600.000 personas, tanto en las costas de Honduras como en las de Guatemala, Nicaragua y Belice.