A ambos lados de la frontera entre Argentina y Chile, dentro de un territorio que forma parte de la región chilena de Los Lagos y las argentinas de Río Negro y Neuquén, un paisaje con reminiscencias alpinas cautiva al visitante. Insertos en un denso bosque y a la sombra de altas montañas, numerosos lagos de aspecto impoluto y diferente tamaño salpican el paisaje. En la parte chilena hay que mencionar el lago Llanquihue, segundo más grande del país; el lago Todos los Santos, así bautizado por los jesuitas en el siglo XVII; y la pequeña, pero bellísima, laguna El Encanto. En el lado argentino destacan el lago Frías, también conocido como lago Esmeralda debido al color de sus aguas; el lago Moreno, a quien da nombre el perito Francisco Moreno, gran amante de esta zona patagónica; y el profundo lago Nahuel Huapi, cuyas aguas son de un atractivo color azul intenso.