Centro histórico (Roma, Italia)
Pocas ciudades existen en el mundo con un centro histórico tan monumental como el de Roma. Quizás ninguna. Aunque la tradición asegura que la ciudad fue fundada por Rómulo en el siglo VIII a.C., probablemente esto no sea más que una leyenda y su creador fuera Tarquinio Prisco ya en el siglo VI a.C. Alcanzó plena relevancia en la época romana, cuando era la capital del mundo, y de esta etapa quedan abundantes vestigios arqueológicos como los que se conservan en el Foro Romano, donde se localizan monumentos como los arcos de Septimio Severo y Tito, la extraordinaria Columna Trajana y el Templo de Venus Genetrix; el Coliseo junto al cercano arco de Constantino; el Circo Máximo; el Ponte Sant’Angelo; y el Castel Sant’Angelo, además de construcciones en tan buen estado como el Panteón. Roma marcaba entonces el inicio de las principales calzadas, entre las que destacaba la Via Appia, que unía la localidad con el puerto de Brindisi a lo largo de unos quinientos cuarenta kilómetros y era conocida como Regina Viarum, o reina de las vías, por su grandiosidad. También resulta de importancia vital para la cristiandad, no en vano Simón Pedro la eligió para fundar su iglesia, en la actual Ciudad del Vaticano. No hay que olvidar su arquitectura civil, concentrada alrededor de numerosas plazas entre las que hay que mencionar Piazza Navona, con fabulosas fuentes como la denominada Fontana del Moro, Piazza del Popolo, Piazza di Spagna o Campo de’ Fiori. Palacios, museos, fuentes como la famosa Fontana di Trevi, puentes, arcos y columnas monumentales, obeliscos y muchos otros monumentos se encuentran dispersos por todo el casco antiguo de la población.