Tierra fronteriza por excelencia, el Alentejo está repleto de castillos, fortalezas y villas amuralladas. La mayor parte son de origen medieval, surgidas como consecuencia de la denominada Reconquista y, más adelante, de las numerosas guerras contra la vecina Castilla. Al menos cuarenta de ellas se han conservado en buen estado en esta región del interior de Portugal, almacenando entre sus muros un pedazo de la Historia lusa a la vez que excepcionales cascos históricos en muchos casos.

En general, las fortificaciones alentejanas se alinean a lo largo del río Tajo y fueron construidas en el siglo XII en un intento de detener el avance musulmán hacia su orilla sur. También son habituales en La Raya, esa zona fronteriza con España que fue testigo de cruentas luchas entre lusitanos y castellanos a lo largo de los siglos. Por último, algunas están situadas más al interior y su función era la de asegurar una protección adicional en caso de que las anteriores fueran vencidas.

Retornamos al pasado de Portugal a través de una decena de relevantes fortificaciones alentejanas.

Recinto amurallado de Elvas: Con un perímetro que llega a alcanzar los diez kilómetros, las murallas de Elvas constituyen la mayor fortificación abaluartada del mundo. Fueron levantadas a mediados del siglo XVII, cuando se produjo la independencia definitiva de la Corona portuguesa respecto a la denominada unión ibérica. Extramuros se hallan otros ejemplos de castillos y fuertes que completaban la guarnición de la villa en aquella época.

Castillo de Vila Viçosa: Construido inicialmente en el siglo XIII, el castillo de Vila Viçosa domina la población homónima. Fue reforzado un siglo más tarde y en la actualidad tiene planta cuadrada, con murallas reforzadas por torreones en dos de sus extremos. En su interior se encuentra la que fue primera iglesia de la localidad.

Castillo de Estremoz: Situado sobre una colina al pie de la cual se extendió la localidad del mismo nombre, el castillo de Estremoz jugó un papel importante durante la Reconquista. Destaca su impresionante torre del homenaje, de casi treinta metros de altura y que fue levantada en la segunda mitad del siglo XIV.

Castillo de Monsaraz: De origen probablemente árabe, el castillo de Monsaraz pasó posteriormente a manos de la Orden de Cristo y fue entonces cuando se construyó su torre del homenaje. En el interior de sus murallas creció una de las poblaciones más atractivas del país luso, a la que dan acceso cuatro puertas de cantería.

Castillo de Arraiolos: Conocido también como palacio de los alcaides, el de Arraiolos es uno de los escasos ejemplos de castillo de planta elíptica en el mundo. Su origen se remonta a comienzos del siglo XIV y ha sufrido diversas vicisitudes que incluyen varios periodos de abandono e incluso se vio seriamente afectado por el terremoto que destruyó Lisboa en 1755.

Castillo de Castelo de Vide: Inicialmente tan solo una fortaleza establecida en el siglo XIII con fines defensivos, la localidad de Castelo de Vide fue expandiéndose en la ladera de la colina a sus pies. El castillo actual data del siglo XIV y domina la población ofreciendo al visitante uno de los mejores panoramas que pueden verse en el Alentejo.

Castillo de Alandroal: Edificado en estilo gótico a comienzos del siglo XIII, el castillo de Alandroal presenta planta ovalada reforzada con tres torreones. Existen algunas viviendas en su interior así como una iglesia, construida también en el siglo XIII aunque reformada posteriormente, que se mantiene adosada a la torre del homenaje.

Castillo de Evoramonte: Erigido en el punto más alto de una sierra que domina una vasta amplitud de terreno, el castillo de Evoramonte es posiblemente uno de los más antiguos en el Alentejo. Su torre del homenaje original fue destruida por un terremoto en el siglo XVI y en su lugar se levantó otra de aspecto imponente y claras reminiscencias manuelinas.

Castillo de Valongo: A diferencia de los anteriores, el castillo de Valongo no está situado en el entorno de ninguna población como suele ser habitual en las fortificaciones alentejanas. Tiene planta cuadrada, reforzada por torreones cuadrangulares en sus extremos. Su origen parece ser musulmán, según se desprende de algunas trazas islámicas halladas en el recinto.

Castillo de Marvão: Ocupando la cima de un risco a más de ochocientos metros de altura, el castillo de Marvão parece tan inaccesible que es localmente conocido como nido de águilas. Se tiene constancia de una fortificación en este lugar ya en el siglo IX, cuando Ibn Marwan se instaló aquí y dio nombre a la población subsiguiente. Ceñida por completo a sus murallas, la villa actual resulta un compendio de los más característicos valores alentejanos.