Islas Lofoten (por Jorge Sánchez)
No tuve suerte en mi visita al archipiélago Lofoten. El ferry desde Bodo (llamado Landegode) atrasó varias horas por el temporal (viajé un mes de octubre) y llegué atardeciendo al puerto de Sorvagen, en la isla de Moskenes, una de las más importantes del archipiélago Lofoten, situado por encima del Círculo Polar Ártico. La travesía tomó poco más de 3 horas.
Todas las islas que componen ese archipiélago poseen una gran belleza natural debido a sus altas montañas y a sus fiordos. A bordo, unos pasajeros noruegos, al decirles que era español, me preguntaron: ‘¿Has venido a pescar?’. Y es que la principal economía de la isla es la pesca, sobre todo del bacalao. Al llegar al puerto de Sorvagen (de unos 700 habitantes) destaca la vista de la iglesia de Moskenes, con sus paredes de madera pintadas de blanco.
Como disponía de un solo día con una noche para estar en las islas Lofoten no pude visitar muchos lugares que pretendía; tan solo dos pueblos vecinos con base en el poblado de Sorvagen, como fueron Reine y Hamnoya. Eso sí, lo poco que vi durante ese día me encantó, aunque reconozco que las islas Lofoten merecen una estadía de una semana. Lo ideal es alquilar un vehículo, o bien, como unos alemanes que viajaban en mi ferry hicieron, traerse desde Alemania un coche-caravana para bien recorrer las islas.
Al día siguiente, con gran pena, regresé en ferry a Bodo y de allí viajé a Trondheim en un escénico trayecto ferroviario (aunque escandalosamente caro).