Palabra derivada del latín callis, que significa camino, calle tiene numerosas acepciones tanto para la R.A.E. como para otros organismos, aunque todos coinciden en el hecho de su carácter público. Peculiaridad discutible ésta, en mi opinión, puesto que muchos le aplican un uso privado, no dudando en apropiarse de parte de ella en beneficio propio si ello está a su alcance. Pero dejémonos de disquisiciones estériles y centrémonos en el meollo de la cuestión, que, como es fácil suponer, versará sobre estos espacios urbanos vitales en las poblaciones para la circulación de personas y vehículos.

A pesar de haber evolucionado con el paso del tiempo, tanto la estructura como la funcionalidad de las vías públicas urbanas se han mantenido constantes desde, al menos, la época de la civilización romana. Viandantes circulando por las aceras y vehículos por la calzada, aunque demasiado a menudo estos términos se invierten en algunos lugares. Suele tener la calle una dimensión lineal, quizás por aquello de que la línea recta supone el trayecto más corto para enlazar dos puntos. Y a su clásica función de desplazamiento se le han ido uniendo otras, generalmente relacionadas con el uso social de este espacio público. Desfiles de todo tipo, fiestas populares, mercadillos y, últimamente, manifestaciones.

Largas o cortas, anchas o estrechas, rectas o curvas, planas o empinadas, las calles suponen el eje principal de cualquier población y en este nuevo reto con el gran viajero Jordi Martínez Baylach os mostramos algunas de nuestras favoritas.

Calea Victoriei (Bucarest, Rumanía): Poco valorada, quizás por poco conocida, Calea Victoriei es una de las calles más monumentales del mundo. Cruza de norte a sur el casco antiguo de la capital rumana a lo largo de casi tres kilómetros y los edificios históricos que en ella se encuentran se cuentan por decenas. Palacios, museos, teatros e iglesias se reparten un espacio que merece la pena recorrer y admirar.

Campos Elíseos (París, Francia): Con aproximadamente dos kilómetros de longitud y unos setenta metros de anchura, la avenida de los Campos Elíseos une las parisinas plazas de la Concordia y de Charles de Gaulle, más conocida esta última por la presencia del famoso Arco de Triunfo. De diseño barroco, no destaca por su monumentalidad, pero sí por los jardines y las tiendas de lujo que la jalonan.

Caminito (Buenos Aires, Argentina): Aunque en Buenos Aires se encuentra la avenida 9 de Julio, una de las calles más anchas del mundo, la escueta calle Caminito la supera con creces en cuanto a encanto. Estrecho pasaje de apenas ciento treinta metros situado en el barrio de La Boca, el colorido de sus tradicionales viviendas le otorga un enorme atractivo. Tanto, que está oficialmente declarada calle museo.

Zlatá ulička (Praga, República Checa): Denominada callejón del oro debido a los orfebres en ella establecidos a finales del siglo XVI, Zlatá ulička es una de las calles más típicas de la capital checa. Está situada en Hradčany, es decir, en el interior del recinto del castillo de Praga y su longitud es de apenas unas pocas decenas de metros. Conocida también como calle de los alquimistas, en ella residió durante un año el escritor Franz Kafka y allí escribió alguno de sus oscuros relatos.

Nevsky prospekt (San Petersburgo, Rusia): Seguramente una de las calles más históricas del mundo, la avenida Nevsky se prolonga durante unos cuatro kilómetros por el centro de la ciudad de San Petersburgo. Palacios, museos, iglesias y edificaciones señoriales se alternan con construcciones realizadas durante el periodo comunista, algunas de las cuales parecen a punto de venirse abajo. De su grandeza da idea el hecho de que escritores como Tolstoi, Gorki o Dostoievski se inspiraron en ella para crear a muchos de sus personajes.

Via Recta (Damasco, Siria): Pero, aunque parezca casi imposible, la maravillosa Via Recta es mucho más histórica aún. Lo es tanto que incluso aparece reflejada en los Hechos de los Apóstoles, donde se menciona que San Pablo la recorrió y es posible que en ella falleciera. Con una longitud de un kilómetro y medio, acumula vestigios históricos a cada paso. Entre ellos un templo y un arco romano, no en vano fue el Decumanus Maximus de la ciudad en esa época.

Royal Mile (Edimburgo, Reino Unido): Así conocida porque se extiende aproximadamente a lo largo de una milla, la Royal Mile comunica el castillo de Edimburgo con el palacio de Holyrood. Cruza hasta cuatro distritos de la Ciudad Vieja y los edificios históricos se suceden uno tras otro en sus laterales. A destacar St Giles’ Cathedral y el punto cercano a ella conocido como Heart of Midlothian, mosaico en forma de corazón donde conviene escupir en su centro cuando a él te acercas.

Jongno (Seúl, Corea del Sur): Literalmente calle de la campana, la calle Jongno une las antiguas puertas de Gwanghwamun y Dongdaemun en el centro de Seúl. La campana que le da nombre todavía existe y se exhibe en el pabellón Bosingak. Además, en ella pueden verse librerías, teatros, tiendas y parques, como el denominado Tapgol, que incluye una antigua pagoda del siglo XV.

Gran Vía (Madrid, España): La abundancia de calles de interés en España es tanta que resulta difícil mencionar una sola. Emocionalmente hablando la que más me llega es una avenida madrileña que, a falta de denominación oficial, es conocida como Gran Vía. No resulta demasiado destacable ni histórica ni monumentalmente hablando, pero a lo largo de sus aproximados mil trescientos metros resulta un compendio del Madrid más cultural y artístico.

Avenida dos Aliados (Oporto, Portugal): Presidida por el edificio del Ayuntamiento local, la avenida dos Aliados es posiblemente la calle más grandiosa de Oporto. En sus laterales se suceden magníficas edificaciones neoclásicas y modernistas, que en su época servían como palacetes y cafés y en la actualidad están ocupadas por bancos y hoteles. Lamentablemente, una de ellas, el antiguo Café Imperial, ahora es sede de un restaurante de comida rápida, pero al menos se ha respetado su diseño y se le considera el McDonald’s más bonito del mundo. No dejéis de ir a verlo, aunque para comer os recomendaría otros lugares en la ciudad tripeira.

Podéis ver las diez calles elegidas por Jordi aquí.