En las inmediaciones de la localidad costera de Cascais, los embates del océano sobre la roca caliza han creado una serie de cavidades y oquedades muy características. Toda esta zona es conocida como Boca do Inferno, denominación debida al sonido que puede escucharse los días de oleaje cuando el agua golpea furiosamente contra la roca. En torno a estos acantilados circulan diversas leyendas, incluida una anécdota atribuida al genial escritor luso Fernando Pessoa, que hizo correr el rumor del suicidio del ocultista inglés Crowley en este lugar. Otra asegura que la gruta principal fue creada debido a un conjuro lanzado por un hechicero para evitar la fuga con un amante de la muchacha de quien se había enamorado.