Conocido también como Rocca Scaligera, el castillo de Sirmione fue fundado probablemente a mediados del siglo XIII por Mastino I della Scala, el creador de la dinastía Scaligeri de Verona. Está situado en una estrecha península de unos tres kilómetros de longitud, cuyo tramo final está ocupado por el centro histórico de la localidad del mismo nombre. De hecho, su puente levadizo es el que permite el acceso a lo que era la antigua población amurallada, lo que garantizaba la protección de ésta durante el agitado período medieval. Con la llegada de los nuevos tiempos el castillo fue perdiendo importancia y entró en estado de semiabandono, por lo que hubo de ser restaurado a comienzos del siglo XX.