Poderosamente amurallada desde el siglo XII, la ciudad vieja de Dubrovnik ha conseguido mantener la fisonomía que tenía cuando era el centro neurálgico de la República de Ragusa. En su interior se conservan numerosas edificaciones de interés, la mayor parte de ellas en torno a la calle Stradun, que actúa como eje vital del recinto. En lo referente a la arquitectura civil destacan el palacio Sponza y el palacio del Rector, residencia del principal exponente del poder ejecutivo en Ragusa. Por su parte, la arquitectura religiosa está bien representada con las iglesias de San Salvador y San Blas, el monasterio franciscano y la catedral de la Asunción. En total, se calculan en ochocientos veinticuatro los edificios existentes en el interior del recinto amurallado. La mayoría de ellos se mantienen en un excelente estado de conservación, aunque muchos resultaron afectados durante los bombardeos de la ciudad en 1991 y hubieron de ser restaurados posteriormente.