No resulta extraño que Ámsterdam sea conocida como la ciudad de los canales, especialmente si se tiene en cuenta que la longitud total de todos ellos supera con creces el centenar de kilómetros. Su realización comenzó en el siglo XVII, cuando un aumento de la población llevó a una cuidadosa planificación de cara al desarrollo futuro de la localidad. En el barrio denominado Grachtengordel los canales forman cinturones concéntricos y entre ellos destaca el trío formado por Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht, los más visitados de la villa. Existen más de mil quinientos puentes que los salvan, siendo el más antiguo de ellos el llamado Torensluis, que fue construido en la segunda mitad del siglo XVII.