Posiblemente edificado en tiempos de Tiberio o de Calígula, la arena de Verona es uno de los anfiteatros romanos que mejor han sabido resistir el paso del tiempo. Tenía capacidad para unos treinta mil espectadores y los espectáculos que en él se celebraban eran tan famosos en la época que atraían a numerosos asistentes, incluso provenientes de ciudades lejanas. Aunque el tipo de celebraciones ha cambiado con el paso del tiempo, no ha perdido vigencia y en la actualidad es famoso por su excelente acústica, que se presta a utilizarlo como escenario de diversas representaciones musicales abarcando estilos tan opuestos como la ópera y el heavy metal.