Plantado en los últimos años del siglo XIX, el ficus de la plaza de Santo Domingo se ha convertido en todo un emblema para la ciudad de Murcia. Se trata de un ejemplar de Ficus macrophylla de porte imponente, que supera los treinta metros de altura y cuyo tronco tiene un diámetro importante, que se va incrementando en unos cinco centímetros cada año. Desde que hace unos años la caída de una de sus ramas causara la muerte de una persona, una pérgola metálica ejerce las funciones de protección para los viandantes. Es de destacar el volumen externo de sus raíces, las cuales no crecen en vertical, como podría esperarse, debido a la presunta existencia de un refugio antiaéreo en el terreno situado bajo las ramas del árbol. Lamentablemente, en junio de 2017 una enorme rama colapsó y, aunque por suerte no hubo que lamentar desgracias personales, hubo de ser podado a conciencia para evitar sucesos similares en el futuro.