Museo Guggenheim (Bilbao, País Vasco)
Inaugurado hace apenas dos décadas, el Museo Guggenheim de Bilbao destaca tanto por su atractivo continente como por su contenido. Se centra este último en el arte contemporáneo y con el tiempo ha ido reuniendo obras muy llamativas, llegando a albergar una interesante colección. Entre otros, están representados artistas tan valorados internacionalmente como Jeff Koons, Anish Kapoor, Mark Rothko o Willem de Kooning. Aunque quizás la pieza más característica de la colección permanente sea Mamá, escultura de Louise Bourgeois que representa a una araña de diez metros de altura y más de veinte toneladas de peso. Dentro de los fondos del museo sobresale también La materia del tiempo, conjunto de siete esculturas monumentales realizadas por el escultor californiano Richard Serra. No se quedan atrás en relevancia las frecuentes exposiciones temporales, generalmente centradas en la obra de artistas del siglo XX como Brâncuși, aunque también las ha habido dedicadas a Miguel Ángel y Durero, entre otros.
No cabe duda de que el edificio es espectacular, aunque a veces este tipo de museos en los que es casi más importante el continente que el contenido suele suscitar polémica entre museólogos y gremios que se dedicar a organizar exposiciones, ya sean permanentes o temporales. Normalmente los arquitectos, y mas si son prestigiosos, piensan poco en la funcionalidad del edificio y en lo que se pueda exponer en él, lo que prima es su obra y si para eso no tenemos paredes rectas que faciliten por ejemplo el colgar una pintura o para limpiar los altos tienes que contratar a montañistas que escalen ochomiles, da igual… De todas formas reconozco que son edificios espectaculares que sin lugar a dudas atraen a visitantes y son obras de arte por sí solas.
Particularmente, pienso que debería existir un equilibrio entre continente y contenido, aunque a veces sea difícil de lograr. En este caso, el desequilibrio es evidente, aunque la colección no me desagrada del todo. Existe también mucha coherencia entre el diseño del edificio con las obras que en él se exponen, algo que no ocurre en el Reina Sofía, por ejemplo. Por ponerle un pero, el interior me pareció algo desangelado, con demasiados espacios libres. Supongo que con el tiempo la colección se irá incrementando y este problema se solucionará.