Compuesto por siete arcos de medio punto con diferente radio de curvatura, el puente románico de Besalú ha estado uniendo las dos orillas del río Fluviá a su paso por esta villa gerundense al menos desde el siglo XI. Consta de dos tramos con diferente inclinación, que suman una longitud total de unos ciento cincuenta metros. Las dos torres situadas en su centro y el extremo más cercano a la población fueron construidas en el siglo XIV y sus funciones eran tanto de vigilancia como recaudatorias, pues en la época bajomedieval se cobraba un peaje a todo aquel que quería atravesar el puente.