La danza del rey mono
Pura Luhur Uluwatu es un santuario balinés también conocido debido a su espectacular emplazamiento como ulu watu, que significa algo así como cabeza de la roca. Fue construido allá por el siglo X con el fin de proteger la zona sur de Bali de los espíritus malignos, por lo que es uno de los templos más sagrados en la peculiar versión del hinduismo que profesan los habitantes de esta isla indonesia. Situado en la parte superior de un imponente acantilado, casi al borde del abismo, es famoso tanto por su impresionante vista sobre las aguas del Océano Índico como por las bellas puestas de sol que desde allí se divisan. Pero lo que hace a Pura Luhur Uluwatu diferente del resto de templos diseminados por toda la isla es la posibilidad de disfrutar en sus inmediaciones de una danza muy peculiar.
El kechak es una danza ritual que viene representándose en Bali desde hace cientos de años. Seguramente su origen sea alguna de las hazañas descritas en el Ramayana, libro de gran importancia en la religión hinduista que recoge una serie de relatos épicos relativos al dios Rama. Antiguamente esta danza podía alargarse toda la noche y su finalidad era la de alejar los malos espíritus pero en la actualidad tiene una duración bastante más limitada y se ejecuta fundamentalmente como espectáculo para los visitantes. Algo que no le quita un ápice de interés ni de originalidad, como pude apreciar en diciembre de 2001. Al contrario que otras danzas balinesas, no se acompaña de instrumentos musicales, tan solo de las repetitivas voces de los participantes, que rítmicamente musitan una y otra vez un solo sonido, chak, como si de una suerte de invocación se tratase.
A la caída del sol varias decenas de hombres se sientan formando una serie de círculos concéntricos en el suelo. Parecen sumidos en una especie de trance y repiten sin cesar el mismo vocablo hasta el infinito. En el centro del círculo interior los bailarines principales representan la historia de Rama, un príncipe a quien su padre manda al exilio junto a su joven esposa Sita y su hermano menor Laksamana. En su camino deben cruzar un bosque, donde el maligno rey Rahwana rapta a Sita y huye con ella a su reino de Alengka. Desesperados, Rama y Laksamana vagan entre los árboles sin saber muy bien que hacer hasta que, de casualidad, encuentran al rey mono Hanoman, a quien relatan su triste historia. Éste les ofrece su ayuda y se dispone a partir en busca de Sita.
Una vez en Alengka, Hanoman consigue localizar a Sita y le muestra un anillo de su esposo como prueba de que ha llegado hasta allí enviado por Rama. Sita a su vez le entrega una de sus horquillas acompañada de un mensaje para su marido en el que le indica que se encuentra bien. Aunque Hanoman queda cautivado por la belleza del reino de Alengka, intenta destruirlo usando para ello su fuerza brutal. Pero no cuenta con que Rahwana dispone de servidores de un tamaño gigantesco. Tras una ardua lucha, Hanoman es capturado y condenado a morir en un círculo de fuego. Rodeado por las llamas, parece desfallecer pero finalmente consigue escapar de la muerte debido a sus poderes mágicos. Ésta es la escena final de la danza, ejecutada cuando ya es noche cerrada.
Al igual que la leyenda representada en el kechak, el destino de Pura Luhur Uluwatu parece estar también bastante ligado a los monos. Cientos de ellos habitan en los alrededores del santuario y conviene tener cuidado, pues suelen ser adeptos a objetos que les resultan atractivos como gafas de sol, cámaras fotográficas e incluso bolsos, que no dudan en llevarse en un descuido de su propietario o incluso en lanzarse a por ellos. Cuando algo de esto sucede, los monjes del templo tienen la habilidad de acercarse al ladrón y cambiarle el objeto robado por alguna pieza de fruta. Tampoco hay que enfadarse en demasía con ellos pues estos macacos son considerados sagrados por los balineses, para quienes seguramente representan una reencarnación del espíritu noble y guerrero de Hanoman.