Pamir (por Jorge Sánchez)
Para visitar como Dios manda el Parque Nacional Tayiko, se precisa un vehículo todo terreno e ir en verano. Pero al viajar en febrero, con un frío por la noche en Murghab de 35 grados bajo cero, me conformé con acercarme al lago Karakol desde el poblado del mismo nombre, donde permanecí una hora, antes de proseguir viaje hacia la frontera con Kirguistán. Ese lago forma parte del Parque Nacional Tayiko.
Sobre las 8 de la mañana abordé en Murghab un jeep junto a varios pasajeros tayikos y kirguises que se dirigían a la ciudad kirguisa de Osh. El chófer me vino a buscar a la casa donde estaba alojado. Los pamiríes son gente muy hospitalaria y no aceptaron dinero por haberme dado cobijo la noche anterior, con cena incluida. Durante muchos kilómetros la carretera iba paralela a la frontera con China. La teníamos a unos pocos metros. Cuando se hacían paradas para estirar las piernas, uno podía pasar al lado chino pues había muchos agujeros en las telas metálicas que separaban Tayikistán de China. Observé puestos militares abandonados; se trataba de puestos de vigilancia rusos de tiempos de la URSS. Un letrero en un collado llamado Baital, nos indicaba que habíamos alcanzado los 4.655 metros de altura.
Por el camino vimos varias cabras de la especie llamada Marco Polo. Y es que por esas tierras pasó el viajero veneciano, además del monje chino Xuan Zhan, que bautizó ese lago como del Dragón. Llegamos a la aldea de Karakol y el chófer nos dijo que tendríamos una hora libre, tiempo que aproveché para visitar la mezquita y el lago Karakol, que estaba helado. Un letrero en tayiko explicaba las características de ese lago. Menos mal que, en atención a los extranjeros que no entienden el tayiko, el alcalde había traducido en dos idiomas más los datos de ese lago: el chino y el ruso. Fue gracias a ello que leí que el diámetro de ese lago (que es salado) es de unos 25 kilómetros y se halla a unos 3.900 metros de altitud, superando en altura al lago Titicaca, entre Perú y Bolivia. Al caer la tarde arribamos al puesto fronterizo de Kizil-Art y penetré en territorio kirguís.