Desde tiempos inmemoriales, el ser humano no ha cesado en su afán de buscar el contacto directo con el agua. Coincido en que esta afirmación no es más que una de esas perogrulladas que tanto me gustan, pero realmente es así. Ya desde la época en que el megalitismo estaba en boga, cuando nuestros antepasados vivían supuestamente en cuevas, esos monumentos creados a base de grandes piedras eran situados en las inmediaciones de un curso acuático. Las grandes civilizaciones de la antigüedad surgieron en su mayoría al borde del mar o junto a un río que lo reemplazara.

Pasó el tiempo y en la Edad Media comenzaron a crecer ciudades que, invariablemente, nacieron en pleno contacto con el líquido elemento. Incluso en la actualidad, aunque se trate de localidades que se han desarrollado desmesuradamente a partir de un conjunto de viviendas residual, resulta difícil encontrar una población que no esté de alguna manera ligada de forma perenne a un curso de agua. Algunas de ellas lo están de manera casi indeleble. Tanto, que esa aleatoria unión de moléculas de oxígeno e hidrógeno se ha convertido en un rasgo vital de su personalidad, en una cualidad tan fútil como permanente que ha moldeado tan a fuego su idiosincrasia que es imposible imaginarlas la una sin la otra.

Debo admitir que, a la manera habitual, me he perdido un tanto en mis divagaciones. ¿O en este caso sería mejor decir que me he ahogado en ellas? Si has llegado a leerlas hasta aquí y no te importa seguir haciéndolo, a continuación tienes un nuevo reto con el gran viajero Jordi Martínez Baylach en el que te mostramos una docena de poblaciones donde el agua, encauzada en forma de canales, juega un papel preponderante.

Brujas (Bélgica): No, el nombre de esta población no tiene nada que ver con esas señoras montadas en escoba que asustaban a los niños con su aspecto en el pasado. Su etimología procede al parecer del antiguo neerlandés cuyo término brugga significaba puente. No es difícil deducir, por consiguiente, que los puentes, y por añadidura los canales que bajo ellos discurren, tienen una importancia esencial en esta maravillosa villa flamenca.

Delft (Países Bajos): Puesto que buena parte de su territorio está por debajo del nivel del mar, no es difícil deducir por qué esta parte del norte de Europa es denominada Países Bajos. Aunque muchos se empeñen en llamarla Holanda de forma errónea, pero eso es otra historia. El caso es que las poblaciones surcadas por canales en una y otra dirección abundan en la zona. Una de ellas es Delft, cuyo centro urbano es típicamente neerlandés. Lo cual significa que el agua, encauzada en múltiples entresijos, juega siempre un papel protagonista en ella.

Damnoen Saduak (Tailandia): El río Chao Phraya irriga buena parte del territorio tailandés de forma abrumadora, bien mediante múltiples brazos que se extienden por doquier o bien mediante innumerables conexiones entre ellos. En su superficie, los risueños thais viven y mueren, como ocurre en Damnoen Saduak, población situada en el khlong que une el brazo del Chao Phraya denominado Tha Chin con el río Mae Klong. Este lugar es conocido entre los viajeros como uno de los mercados flotantes de Bangkok, aunque esté a más de cien kilómetros de distancia de la capital tailandesa. En algunos de sus numerosos canales predomina el jolgorio, en otros la tranquilidad es la reina imbatible.

Venecia (Italia): Bueno, bueno. Debo admitir que no he sido demasiado original en este caso. Si hay una población en la que el agua juegue un papel protagonista, ésa es sin duda Venecia. Ciudad situada sobre aproximadamente ciento veinte islas, separadas entre ellas por canales y unidas mediante un casi infinito número de puentes, esta localidad destila hermosura a raudales. Lástima que se haya convertido en una especie de parque temático donde incluso sus mismos pobladores tradicionales se niegan, en un número cada vez más creciente, a residir.

Bandar Seri Begawan (Brunéi): Barrio de la capital de Brunéi conocido como Venecia del Este ya en tiempos de Magallanes, Kampong Ayer se acerca a los cuarenta mil habitantes lo que supone casi un diez por ciento de la población total del país. Se trata del asentamiento sobre el agua más grande del Sudeste Asiático y tradicionalmente ha sido uno de los lugares de mayor importancia comercial en la isla de Borneo. Para hacerse una idea de sus dimensiones, la longitud total de los puentes que enlazan las construcciones se acerca a los treinta kilómetros.

San Petersburgo (Rusia): Una de las poblaciones con canales más representativas a nivel mundial es sin duda San Petersburgo. Al parecer, el zar Pedro el Grande se inspiró tanto en Ámsterdam como en Venecia para su diseño. Y el resultado no dejó a nadie indiferente, no en vano es una de las ciudades más hermosas del mundo. A destacar los puentes levadizos sobre el río Neva, cuya elevación proporciona un espectáculo inigualable en las famosas noches blancas de la ciudad.

Ganvié (Benín): No cabe duda de que el concepto de población con canales es diferente en Europa que en el África Subsahariana. En esta zona del mundo las canalizaciones son bastante menos sofisticadas y responden a un modelo infinitamente menos cuadriculado y más anárquico. Aun así, existen lugares como Ganvié, en el estado de Benín, que a su manera no tienen que envidiar a sus homólogas europeas; no por casualidad esta localidad es denominada la Venecia africana.

Estocolmo (Suecia): La capital sueca está dispersa sobre catorce islas, justo en el punto donde las aguas del lago Mälaren confluyen con las del mar Báltico. En este lugar privilegiado el líquido elemento es el protagonista y el número de islotes, canales, pequeñas bahías y puentes que unen a toda esa parafernalia resulta casi incontable. Todo ello ha dado lugar a que su centro histórico y, por analogía, toda la ciudad en sí sean localmente conocidos como Staden mellan broarna, es decir, la ciudad entre los puentes.

Estrasburgo (Francia): También Francia presume de diversas poblaciones con canales de mucho interés. Una de ellas es Estrasburgo, donde el centro histórico se estructura alrededor del entramado que forman el río Ill y algunos de sus afluentes. Para evitar inundaciones se han aplicado técnicas de canalización que han dado lugar a un paisaje urbano con rincones tan hermosos como los que se pueden ver en el barrio de la Petite France.

Hội An (Vietnam): Otra ciudad donde la presencia del agua tiene gran relevancia es la vietnamita Hội An. Situada en la desembocadura Thu Bồn, el centro histórico de esta atractiva villa se articula en torno a algunos de sus afluentes, entre los que destaca el Hoai. En algunas zonas se interconectan mediante canales produciendo imágenes tan atractivas que hace unos años la llevaron a ser considerada como una de las diez poblaciones con canales más famosas del mundo, según una web especializada.

Copenhague (Dinamarca): Varios distritos de la capital danesa están atravesados por una red de canales por los que discurre el agua procedente en este caso del mar Báltico. El más famoso de ellos es el colorido Nyhavn, creado en el siglo XVII, aunque no hay que olvidar Slotsholmen, que comprende la isla homónima y donde se encuentra el palacio de Christiansborg, sede de los tres poderes del estado danés.

Ámsterdam (Países Bajos): Terminamos con la que posiblemente sea la población con canalizaciones más famosa del mundo, con permiso de otras que aparecen en esta relación. Ámsterdam supera los cien kilómetros de canales, que han formado aproximadamente un centenar de islas y son cruzados por más de mil quinientos puentes. Buena parte fueron creados en el siglo XVII, algunos formando anillos concéntricos y otros de manera transversal. Su importancia en el desarrollo urbano de la capital de los Países Bajos es tan grande que sin ellos su identidad sería otra completamente distinta a la actual.

Podéis ver las doce poblaciones elegidas por Jordi aquí.