Funcionalmente hablando, una puerta no es más que un elemento que asegura el aislamiento de o el acceso a un determinado habitáculo. El recinto considerado puede ser de cualquier tipo, tanto virtual como físico. Los primeros se salen de la temática tratada en este blog y buena parte de los últimos también lo hacen. Nos centraremos, por consiguiente, en las denominadas puertas de la ciudad, que simplemente son accesos a, o salidas desde, el interior de un recinto amurallado. Éste puede ser de varios tipos, entre los que se encuentran una fortificación, un palacio, un centro histórico o una población en su conjunto.
Las puertas de la ciudad comenzaron a surgir en tiempos remotos, a la par que lo hacían las murallas que servían como protección ante intrusos en múltiples asentamientos humanos. Se tiene constancia de ellas al menos desde el milenio y medio anterior a nuestra era y diversos ejemplos han llegado hasta nuestros días. Entre los más relevantes se encuentran la famosa Puerta de los Leones de Micenas, que fue construida en el siglo XIII a.C. o la no menos renombrada Puerta de Istar de Babilonia, que data del siglo VI a.C. Con el tiempo, su diseño fue perfeccionándose a la vez que se incrementaba su número y se expandía su posición geográfica, hasta que comenzaron a perder su razón de ser alrededor del siglo XIX.
El crecimiento de las ciudades y la llegada del tráfico rodado supusieron el principio del fin para innumerables recintos amurallados, por lo que muchas puertas monumentales fueron destruidas o aparecen aisladas en la actualidad. Otras han sido desplazadas de su posición original o se les han adosado diferentes construcciones espurias. Sea como fuere, la mayoría de las que han llegado hasta nuestros días siguen manteniendo su encanto, tal y como puede comprobarse en éstas que, cronológicamente hablando, mostramos aquí.
Arco de Trajano (Mérida, España): Datado en el siglo I de nuestra era, el popularmente denominado Arco de Trajano era uno de los accesos al interior del recinto amurallado de Augusta Emerita. Daba paso al Cardo Maximus, una de las dos principales arterias de la población. Su altura es de unos quince metros y tiene una anchura aproximada de seis. Originalmente estaba profusamente decorado y recubierto por placas de mármol, además de tener adosado en cada lateral un arco de tamaño inferior para el tráfico peatonal.
Puerta de Doña Urraca (Zamora, España): Aunque la puerta de Doña Urraca debe su nombre a la infanta leonesa homónima, quien heredó la plaza zamorana a mediados del siglo XI, es probable que la muralla que protegía la población fuera construida durante el siglo anterior. La puerta sería denominada de otra manera con anterioridad, por consiguiente. Flanqueada por dos poderosos torreones, fue diseñada en estilo románico y su aspecto actual dista algo del que originalmente debió tener.
Bab Agnaou (Marrakech, Marruecos): Entre las diecinueve puertas que dan acceso al recinto amurallado de Marrakech, la más icónica es la conocida como Bab Agnaou. Fue edificada a finales del siglo XII y destaca por su ornamentación a base de arabescos. Aunque la procedencia de su denominación no está del todo clara, es posible que haga referencia al término gnawa, que es como los bereberes llaman a los habitantes del desierto. Fue restaurada en el siglo XVIII y sufre cierto deterioro en la actualidad.
Martinstor (Friburgo, Alemania): Pocas décadas más tarde se construyó la denominada Martinstor, o puerta de San Martín de Tours, en la localidad germana de Friburgo. Adquirió su aspecto actual a comienzos del siglo XX, cuando a la torre situada sobre ella le fue elevada su altura de manera considerable y se la remató con un nuevo tejado. Resulta muy conocida entre la población local por ser el lugar donde antaño se hacían juicios sumarísimos a las mujeres acusadas de ejercer la brujería.
Puerta de Toledo (Ciudad Real, España): Hacia 1328 fue edificada la atractiva Puerta de Toledo en la población manchega de Ciudad Real. La entonces conocida como Villa Real estaba rodeada por una poderosa muralla protegida por más de un centenar de torreones y contaba con ocho accesos a su interior. Prácticamente el único vestigio que se ha conservado es la mencionada puerta, que permanece aislada en la actualidad. Sus arcos de herradura intermedios no dejan lugar a dudas sobre los responsables de su diseño.
Torres de Serranos (Valencia, España): A pesar de su nombre un tanto equívoco, las llamativas Torres de Serranos fueron construidas a finales del siglo XIV como protección de un acceso al interior del recinto amurallado de Valencia. Las torres tienen forma poligonal, mientras que un arco de medio punto constituye la puerta en sí. Desde el siglo XVI fueron utilizadas como prisión, con lo que se libraron de ser demolidas cuando se derruyó la muralla en el siglo XIX. En la actualidad se mantienen aisladas y presentan un excelente estado de conservación.
Donhwamun (Seúl, Corea del Sur): Inicialmente edificada a comienzos del siglo XV, Donhwamun da acceso a Changdeokgung, uno de los palacios reales existentes en Seúl. Sus dos pisos están rematados por tejados de característica forma trapezoidal, tal y como era habitual en las construcciones de la dinastía Joseon. La puerta original fue quemada durante una invasión japonesa ocurrida en el siglo XVI y fue restaurada a comienzos del siglo XVIII, adquiriendo la icónica imagen que podemos ver hoy día.
Arco de los Gigantes (Antequera, España): La denominación de Arco de los Gigantes hace posiblemente referencia a dos estatuas que flanqueaban este acceso al interior de la alcazaba de Antequera en el pasado. Fue construido a finales del siglo XVI con fábrica de mampostería y rodeado por dovelas en todo su perímetro. Su función original fue la de reemplazar la puerta principal de esta fortaleza nazarí, probablemente de dimensiones bastante más reducidas y quizás con forma de recodo.
Arco de la Estrella (Cáceres, España): Pese a que en ese punto existía una puerta de entrada al interior de la muralla de Cáceres desde el siglo XV, el popular Arco de la Estrella fue edificado en la primera mitad del siglo XVIII. Debe su nombre a la imagen de Nuestra Señora de la Estrella que se guarda en una hornacina situada en su parte posterior y su razón de ser fue permitir el paso a los nuevos carruajes que comenzaron a surgir en la época. En la actualidad es el principal acceso al recinto intramuros de la ciudad.
Puerta de las Huertas (Valencia de Alcántara, España): Conocida de esa manera por dar acceso a diversas huertas situadas en los aledaños de la población extremeña de Valencia de Alcántara, la neoclásica Puerta de las Huertas fue construida hacia 1765. Es el único acceso al interior del recinto amurallado que se conserva entre los tres abiertos en la muralla que rodeaba la localidad en la época. Tras la destrucción de ésta a la puerta se le adosaron viviendas en cada uno de sus laterales, tal y como aún puede verse hoy día.
Puerta de Madrid (Alcalá de Henares, España): Apenas dos décadas más tarde, concretamente en 1788, fue inaugurada la denominada Puerta de Madrid en la histórica población de Alcalá de Henares. También de aspecto neoclásico, estaba situada en sentido opuesto a la renombrada Puerta de Alcalá, al otro lado de los aproximadamente treinta y tres kilómetros que separan la ciudad alcalaína de la villa madrileña. En la actualidad se encuentra exenta de la muralla local y permanece abierta para todo aquel que quiera pasarse por allí a admirarla.
