Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica (por Jorge Sánchez)
Para visitar este sitio declarado patrimonio mundial por la organización UNESCO bajo el nombre de Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica me ayudaron dos amigos de la ciudad de Alcañiz, adonde había ido para ofrecer una charla de viajes. El primero de ellos (Jesús) solicitó en la oficina de turismo las llaves del sitio más cercano, a unos 20 kilómetros de distancia, llamado Val del Charco del Agua Amarga.
Estos yacimientos constituyen el grupo más numeroso de pinturas rupestres de toda Europa, con un total de 758 a lo largo de 1000 kilómetros de costa en España, desde las autonomías de Andalucía hasta la de Cataluña, incluyendo algunas provincias de Castilla-La Mancha y Aragón. No se hallan en las profundidades de cuevas, como yo pensaba, sino bajo las rocas, en los denominados abrigos, y también en barrancos.
Pero antes de ir tuve la oportunidad de conocer allí mismo las Estructuras subterráneas de Alcañiz, con pasadizos, bodega y nevería. Descendí al sótano de esa oficina de turismo para adentrarme por un buen rato en un laberinto largo de pasadizos, galerías, caños y pozos, advirtiendo aljibes y trujales, una bodega para almacenar alimentos y piezas de cerámica traída desde diversos lugares de la provincia de Teruel. Todo fue muy didáctico.
Una vez de vuelta a la superficie y, como no había transporte público hacia Val del Charco del Agua Amarga, un segundo amigo (Javier) me invitó a subir en su coche para llevarme allí, lo que le tomó una media hora de conducir por un camino sin asfaltar atravesando un largo túnel. Al llegar al sitio abrimos las verjas con las llaves que traíamos y pude así admirar varias de las, aproximadamente, 100 pinturas rupestres que allí se albergaban con motivos de figuras humanas representadas de forma estilizada, diversos animales -como ciervos y jabalíes-, y aún otros signos que no llegué a identificar debido a los trazos débiles de la pintura.
Ese abrigo era pequeño, con capacidad para unas 5 o 6 personas bien apretadas.
Por un letrero en la entrada aprendí que las primeras pinturas rupestres del arco mediterráneo se descubrieron por primera vez precisamente en Teruel, en el año 1903, y se las definió como un arte paleolítico. Todas ellas, las 758, fueron realizadas entre los años 8000 y 3500 antes de Jesucristo. Las que estaba visitando ese día (Val del Charco del Agua Amarga) tenían una antigüedad de unos 7000 años.
Tras cerca de una hora de estancia en el abrigo regresamos a Alcañiz. Yo iba regocijado por la visita. Cierto, esas pinturas rupestres no eran un patrimonio mundial español tan espectacular como sí son el Monasterio y Sitio de El Escorial, la ciudad vieja de Santiago de Compostela, o la Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada, pero son muestras que han llegado a nuestros días de un testimonio excepcional de nuestro pasado más remoto y del ingenio artístico de nuestros antepasados, a quienes debemos nuestro presente.