Denominados chocalhos en el idioma luso, los cencerros son un elemento inconfundible en la vida rural alentejana. Provistos de un badajo, estos instrumentos de percusión similares a las campanas se fijan al cuello del ganado mediante una correa de cuero, con el fin de tener plenamente localizados a los animales y evitar su extravío. En la región portuguesa del Alentejo se siguen fabricando de forma manual, aunque esta actividad está en desuso y cada vez hay menos artesanos que la practican. Uno de los lugares que mantiene la tradición es la localidad de Alcaçovas, donde existen diversos talleres y puede visitarse el pintoresco Museu do Chocalho, cuya exposición incluye unas tres mil piezas. También resultan habituales en los alrededores de Castelo de Vide, población que celebra la Pascua con una chocalhada, que es como se conoce a una procesión cuyos participantes hacen sonar cencerros de diferentes tamaños durante su desarrollo.